06/05/2024 - La estrella francesa Emmanuelle Béart, que ha revelado que había sido víctima de incesto, firma un impactante pero muy respetuoso documental sobre el tema junto a Anastasia Mikova

En 2023, la estrella francesa Emmanuelle Béart reveló que fue víctima de incesto, tras unirse a la directora de origen ucraniano Anastasia Mikova (Woman [+lee también:
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En la película, Béart habla muy poco de los abusos que sufrió ella misma. En cambio, está decidida a intentar comprender escuchando a los demás, concretamente a cuatro personas de entre 11 y 52 años. Al principio de la película, vemos a Norma, la más franca de las protagonistas, preparando un espectáculo en solitario que aborda las consecuencias de haber sido violada por su abuelastro durante diez años. 

Joachim sufrió abusos por parte de sus dos padres durante toda su infancia y, 20 años después, presenta una denuncia ante los tribunales. Lleva más de dos años esperando a que les interroguen, y un juez le dice que, en términos judiciales, esto no es más que el principio, aunque su calvario dura ya décadas. 

El quid de la cuestión es que, debido al tabú del incesto y a la cultura del silencio que lo rodea, la sociedad y el sistema judicial no solo no están preparados para tratar estos casos, sino que la ley favorece a los perpetradores, de forma similar a lo que aprendimos sobre la violación en la última década. Sarah, madre de una niña de 11 años cuyo padre abusó de ella durante años, lo experimentó de una forma estremecedora. La pareja estaba divorciada, y cuando su hija le contó que su padre la tocaba, Sarah acudió a la policía. Los expertos concluyeron que era Sarah quien padecía el “síndrome de alienación parental” y mantuvieron los derechos de custodia compartida del padre. Por este motivo, el gobierno francés ha creado Ciivise, una comisión independiente cuyo presidente expone de forma convincente el círculo vicioso jurídico en el que a menudo se encuentran las víctimas. La conclusión es que la ley y la cultura están inseparablemente entrelazadas. “Cuando le cuento a la gente lo que me ocurrió, hay algo que no encaja”, dice Béart. Es como si el tabú hubiera creado un muro invisible en torno a las percepciones de la gente.

Pascale es la mayor del grupo y había reprimido sus recuerdos tan profundamente que no sabía lo que le ocurría cuando, a los 35 años, empezó a sufrir repentinos ataques de pánico, fobias y momentos de abrumadora tristeza. A los 50, empezó a reconstruir sus recuerdos y a rehacer su vida. 

Una psicóloga especializada en incesto explica el mecanismo por el que la víctima a veces cree sentir placer, lo que añade otra capa de culpa y vergüenza. Sin embargo, no es más que fisiología: los órganos sexuales están llenos de nervios, por lo que es posible sentir algo, aunque no sea placer. 

Joachim rara vez experimenta tristeza o alegría y, a pesar de tener una familia, solo ha sentido placer si también implicaba dolor o peligro. Norma ha mantenido relaciones sexuales sin sentir nada, y mucho menos un orgasmo, durante 12 años. Agotados emocional, física y psicológicamente, todos luchan contra lo que parece ser el mundo entero: nadie cree a las víctimas, lo que hace que se cierren todavía más.

Las codirectoras, que aparecen con frecuencia en pantalla, se muestran extremadamente prudentes y respetuosas, compensando la dureza del tema con una atmósfera de ternura y compasión. La dirección de fotografía pasa a menudo de los primeros planos a la vista de pájaro, como para ofrecernos tanto impresiones detalladas como una visión general. Hay fragmentos de animación sencilla y simbólica que muestran a niños en entornos turbulentos, mientras que la banda sonora consiste en una inquietante música de piano y una percusión llena de suspense. 

Un silence si bruyant es una producción de la francesa Haut et Court.

(Traducción del inglés)