El ojo del arte: la esfera que nació donde se cruzan la imaginación y la reflexión filosófica

Especial El ojo del arte

El sueño de la esfera es una obra que parece haber nacido en la intersección de la imaginación y la reflexión filosófica. La obra invita al espectador a sumergirse en un universo donde la geometría se fusiona con la poesía, donde las formas se convierten en metáforas de la condición humana y estimulan el ejercicio de la introspección.

Ubicada en Olga Cossettini 702, en la esquina con Manuela Sáenz, en el núcleo mismo de Puerto Madero, la esfera creada por el artista argentino Eduardo Plá, nos lleva a un viaje visual que tiene como punto de partida explorar las complejidades del universo y del ser humano. A través de sus piezas, Plá cuestiona nuestra comprensión del tiempo, del espacio y de la realidad misma, y nos propone contemplar la inmensidad del cosmos desde una perspectiva nueva.

El ojo del arte: la esfera que nació donde se cruzan la imaginación y la reflexión filosófica

La esfera es una obra de estructura metálica forrada con gajos de plata galvanizada y retapizada con tubos de neón (ahora ausentes por el vandalismo a la que fue sometida). Tiene tres metros de diámetro y fue instalada en noviembre de 2002. Previo a ello, en la Bienal Mercosur, realizada en Porto Alegre en 2001, el artista envió una esfera de gran dimensión representando a la Argentina, sostenida a través de un montaje que flotaba sobre las aguas frente a la ciudad. Habría otras varias esferas más a lo largo de su carrera, como por ejemplo las Pelotas de Playa, que exhibió en Punta del Este en 2003, que se volvieron uno de los sellos identificatorios de su vínculo con el arte.

Plá (1952/2012) fue un precursor en el abordaje de los sistemas electrónico-digitales como forma de expresión artística. Su formación incluyó estudios de arquitectura, comunicación audiovisual, diseño y urbanismo. En 1984 obtuvo un Master en Dirección Artística en el Instituto Europeo di Design de Milán, Italia. Además incursionó en la realización de videoclips, como por ejemplo el de Blue Monday, de la banda inglesa New Order, y en el uso de video graphics y animación 3D que lo posicionaron como un adelantado en la utilización de estas tecnologías en el arte.

En una de las últimas entrevistas que brindó antes de morir (Clarín 22/11/2012), el artista consideró sobre su arte que “al estudiar arquitectura o trabajar con la imagen tridimensional te acostumbras a entrar en esa dimensión. La cosa plana, chata, me aburre”.

El ojo del arte: la esfera que nació donde se cruzan la imaginación y la reflexión filosófica

¿Pero por qué una esfera como símbolo? En el Espacio Plá, sitio dedicado a la vida y obra del artista, acercan una explicación: “La esfera se define como un cuerpo geométrico limitado por una superficie curva cerrada cuyos puntos equidistan de otro interior llamado centro. Este carácter expandible de la esfera -que en términos empíricos se puede verificar desde una gota de agua hasta un cuerpo celeste, como la Luna- tiene su correlato en el formato digital, pues cualquier archivo puede copiarse, ampliarse y reproducirse del mismo modo que la forma esfera”. 

“En la tradición simbólica, la esfera tiene connotaciones místicas asociadas a la divinidad, ya sea en Oriente, donde se considera un mandala (forma geométrica que alude a la totalidad no presentable), o en Occidente, donde muchos filósofos como Eckahrt, Böhme, Leibniz, Nicolás de Cusa, Fichte y Schelling, entre otros, siguen la idea de la divinidad como esfera. Pascal define a la divinidad como una esfera cuyo centro se halla dondequiera y la circunferencia en ninguna parte. Estos son los fundamentos filosóficos de la atracción que ejercen las múltiples obras esféricas de Eduardo Plá, pero incluso existen razones más cotidianas que también aportan. Todos los niños de todas las latitudes y de todos los tiempos han pateado una pelota como una forma primaria de diversión que permanece en el inconsciente colectivo en la pasión que despiertan los deportes de competición como el fútbol, entre otros. ¿De dónde proviene la fascinación por la esfera? ¿Chi lo sa?”, concluyen.