En Cartago

Víctima de atropello tuvo que volver a aprender a usar sus manos para mantener su academia a flote

Rachell Matamoros [email protected] Mayo 11, 2024  11:01 am

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  • Pandemia dejó sin trabajo a Rodrigo y emprendió con clases de música
  • Joven sufrió atropello y quedó inmóvil de sus manos y así sacó a flote su emprendimiento

Rodrigo Fajardo, de 30 años y vecino de Paraíso de Cartago, es un joven profesor de música, quien superó un despido en plena pandemia y hasta un accidente que le llegó a cambiar la vida.

Su resiliencia y pasión por la música lo llevó a enfrentar cada obstáculo que se le ha presentado y hoy es un emprendedor que ha sacado adelante su academia de música en Cartago.

De acuerdo con Fajardo, desde muy pequeño es un apasionado por los instrumentos, sin embargo, muy joven dedicó sus estudios a una carrera ajena a la música, el turismo, con la cual se desempeñó por varios años hasta llegar la pandemia, la cual le dio un cambio a su vida.

Desde muy pequeño yo tuve mucha afinidad con lo que es la música, entonces desde que era niño veía a mi papá a tocar una guitarra, un piano en la casa y eso despertó como el interés en mí de acercarme a la música. Conforme fui creciendo, me apoyaron en la casa para llevar cursos de guitarra, clases de música. Yo estaba involucrado en bandas de la escuela, concursos, etcétera.

Cuando terminé de estudiar, me enfoqué primeramente en estudiar turismo. Entonces cuando ya trabajaba en la oficina en turismo, recuerdo que había participado en un concurso a nivel nacional y habíamos ganado con la banda que nos habíamos presentado (él y sus amigos), entonces eso me incentivó mucho y me hizo volver a pensar que podía dedicarme a la música, contó el joven.

Según cuenta, dicho evento lo inspiró nuevamente, por lo que decidió estudiar enseñanza de la música como segunda carrera profesional, por lo tanto, trabaja en turismo mientras sacaba su carrera.

“Mientras trabajaba iba estudiando la carrera de enseñanza de la música, que era súper agotador porque yo vivía en Paraíso de Cartago y tenía que desplazarme hasta el final del Paseo Colón.

Me levantaba todos los días a las 3 de la mañana para ir al trabajo y luego trasladarme a estudiar en la noche y después llegaba a mi casa tipo 10 p.m., para descansar y volver a levantarme a las 3 a.m, fue una etapa de mucho esfuerzo y sacrificios”, contó.

La llegada de la pandemia le cambió los planes, ya que él fue uno de los tantos despedidos en el sector del turismo y ahí fue cuando tomó la idea de dar clases virtuales de música, esto mientras pasaba la crisis sanitaria.

Nos despidieron a todos a expectativas de que pasara la pandemia y comencé a dar clases virtuales a quienes ya antes me habían preguntado. Conforme pasaba la pandemia se me empezaron a hacer muchos estudiantes y tengo un amigo que es profesor ya en curso que tenía una academia en el lugar donde yo tengo la academia ahora.

Resulta que él me dijo que fuera a dar las clases con él ahí como para hacer las clases más formales y a mí me pareció. Yo quedé con ese profesor de ir como un profesor de esa academia que ya existía, explicó.

Por la pandemia, el dueño de la academia se desprendió de la misma, dejando en manos de Rodrigo el proyecto. Con incertidumbre y valentía, el joven aceptó el reto y emprendió con su academia, la cual llamó Music Colors.

Con solo un parlante y una guitarra

Con solo 1 instrumento y un parlante, así comenzó a transformar vidas este emprendedor.

“No tenía nada que perder, porque tenía el tiempo libre y podía comenzar con los estudiantes que tenía en ese momento. El dueño del local donde se encontraba la Academia me ayudó el primer mes para que no pagara el alquiler, entonces así fui montando todo y con el tiempo empezaron a llegar los estudiantes. No sé en qué momento ya había un montón y lo que me decían eran que venían por recomendación.

Creció tanto el emprendimiento que tuve que alquilar otro local que estaba al frente y llamé a otros colegas de la universidad para que me ayudaran a dar lecciones porque yo no podía solo y ahí fui adquiriendo todo lo que necesitaba, pizarras, sillas, bancas, instrumentos, todo poco a poco”, contó.

Todo marchaba bien, la academia crecía, los estudiantes llegaban y por recomendación otros jóvenes se enteraban de la academia.

Todos los días Rodrigo viajaba en bicicleta desde Paraíso hasta el centro de Cartago, que es donde se ubica la academia. En uno de esos días, ocurrió un accidente que le cambió la vida por completo a este emprendedor.

Una persona imprudente en carretera me atropelló, dure 4 meses para recuperarme de ese accidente, porque tuve quebraduras en la muñeca, dedos, en la clavícula, en resumen, las dos manos las tenía inmovilizadas y lo que me dijo el ortopedista del hospital el día del accidente fue que no iba a  volver a poder tocar la guitarra, en ese momento para mí fue como un balde de agua fría, porque primero, siempre de toda la vida ha sido mi sueño vivir de la música y segundo que mis manos son mis herramientas de trabajo, contó.

Un diagnóstico que no lo detuvo

Una academia creciendo y ahora sin la posibilidad de poder dar clases debido al accidente, ese era el panorama que vivió Rodrigo, aunado a un diagnóstico difícil.

Pese a todo esto, este joven emprendedor no se detuvo y empezó a poner todo su esfuerzo a un 1.000% para recuperarse y dedicar su vida a lo que tanto soñó.

Con ayuda de las terapias y la motivación familiar comencé de nuevo poco a poco. Las manos no las podía mover normal entonces tuve que auto enseñarme a tocar guitarra después de esas terapias porque no podía mover mis dedos bien, tuve que comenzar de cero con los movimientos hasta volver a lograrlo.

Hubo profesores que me cubrieron todo ese tiempo para dar clases en la academia, pero era complicado desde el aspecto económico porque entonces los dineros que entraban a la academia eran para pagar como tal los locales más los salarios de los profesores, agregó.

Su rehabilitación tomó tiempo, sin embargo, logró reincorporarse a la Academia y volver a trabajar con sus alumnos. Actualmente, Music Colors sigue a flote, y ya son 4 años del emprendimiento, el cual cuenta con poco más de 40 estudiantes activos, que rondan desde los 3 hasta los 70 años.

Con mini conciertos de los mismos estudiantes y hasta con convenios con diversas tiendas de música y otras marcas, la academia ha crecido, esto por el esfuerzo que ha puesto el emprendedor y la ayuda que ha recibido por parte de los profesores de música que han estado a su lado.

Su valentía y pasión por la música fue la respuesta para sacar su emprendimiento adelante, y así hoy poder contar su historia, la cual inspira a sus mismos alumnos.



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