Jirones de seda de Fabián Plaza Miranda

 ¿Te gusta la novela histórica?
¿Y la china imperial?
¿Y resolver una serie de misteriosos asesinatos?

Uno tiene la respuesta a todas esas preguntas


Editada por Umbriel ediciones, con una portada que es una delicia, y con una extensión de 375 páginas, nos llega la última obra de Fabián Plaza: Jirones de seda,  donde el autor consigue solapar la novela histórica y la novela negra en la China imperial 200 años antes de Cristo. Más precisamente a la dinastía Qin. Para los que, como yo, no seáis conocedores de la historia China clásica: el emperador Qin Shi Huang fue el promotor inmobiliario de la Muralla china. El único elemento arquitectónico humano visible desde el espacio, así como también ordenó la creación de los célebres soldados de terracota. 
El puto Q-S-One
Deal with it, bitch

No lo voy a negar, me hace especial ilusión traer este título a mi humilde lista de reseñas. De hecho, ya reseñé su novela "Más fría que la guerra" ganadora del Premio Minotauro, y que también os invito a leer. Con esta nueva historia ha dado un valiente salto de género literario y eso me llamó la atención. Así que vamos a ver qué tal...

Detallitos que dan calidad al libro.

"Xianyang es una joya que ejerce un poder indiscutido sobre las cuatro esquinas del mundo. Pero más allá de los resplandecientes palacios y jardines de la ciudad imperial, existe otra Xianyang. Una ciudad sucia y peligrosa, llena de rencores ancestrales agitados por el filo de las armas, donde sus habitantes luchan por subsistir día a día. Una ciudad que esconde sus secretos entre los vaivenes de todos aquellos que miran con recelo el nuevo control que impone sobre ellos.

En sus calles se cruzarán tres individuos que lo han perdido todo: un médico taoísta ciego, una hija que no ha logrado superar los horrores de la guerra y que no se siente cómoda cumpliendo con las tradiciones familiares que se ciernen sobre ella, y un veterano soldado caído en desgracia.

De un modo u otro, los tres se han visto despojados de su honor. Y cuando se presenta la oportunidad de recuperarlo, resolviendo una serie de misteriosas muertes causadas por lo que parece ser un espíritu vengativo, no dudarán en tomarla. Aunque para ello deban enfrentarse al lado más oscuro de la capital imperial y de sus propias creencias."

Con esta sugerente introducción, la historia nos mete de lleno en el mercado de Xianyang, donde a través de los ojos de Daiyu, la hija de un cortesano de Chu, podremos ver los pormenores del comercio en la antigua China, el funcionamiento de los gremios, la política y en definitiva el orden del imperio Qin; y antes de darnos cuenta, entramos en el argumento central de la novela. La cual unirá en frente común a los tres personajes principales para resolver una serie de asesinatos que bien podrían truncar el destino del país. 

No es un baptisterio, pero también te va a gustaaa

Por un lado, tenemos a Li Ping, un médico taoísta ciego (ojo a su primer diagnóstico y posterior tratamiento: es pura magia); su hija Daiyu que nos ofrece la visión de la mujer en una fuerte sociedad patriarcal china y Zheng Gao, un soldado al que la trama del libro le pasa por encima y hace saltar su vida por los aires. Juntos irán recorriendo lo mejor y lo peor de Xianyang, sumando a sus conflictos internos, el peso del deber y el honor, encajando a la perfección en otro de los puntos fuertes de la novela.

La ambientación está realmente conseguida, y se nota en la infinidad de detalles de la que hace gala el texto. (Atención a la bibliografía al final en los apéndices). Lo mejor, sin duda, es que todas y cada una de esas referencias sobre medicina, tejidos, gobierno y sociedad se introducen en el texto de forma orgánica, sin alterar el ritmo de la trama que fluye con buen ritmo. 

Fabián metiéndote de referencias

Otro de los puntos fuertes e interesantes de la novela es la trama. No quiero desvelar mucho de la misma, porque la diversión está en ir descubriendo página a página, capa a capa, los diferentes conflictos y por supuesto la investigación. Solo diré a aquellos que tengan miedo de entrar en una posible novela histórica densa, que no es el caso. Siempre están pasando cosas y el ritmo es constante hasta las últimas ochenta páginas que pasa a ser frenético.



Para quien no lo sepa, los chinos ya escribían poesía en el siglo XIV a.c. y poseían una cultura bastante más avanzada que la de occidente por aquella época (200 a.c), y para los lectores advenedizos como yo en la cultura china clásica, este libro ofrecerá un descubrimiento cuanto menos interesante. Además, leer sobre una cultura tan diferente a la europea me ha parecido refrescante e interesante a partes iguales.

Vamos, que te quedas de piedra
Foto grupal del club de lectura

En definitiva, Fabián ha conseguido hacer parecer fácil algo muy difícil, y como defensor del arte patrio, no puedo dejar de recomendaros Jirones de seda. A mí me ha encantado.

 

Bola extra: un poquito de arte de la época para abrir boca



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