El universo susceptible a lenguaje | Dr Bongo Bong

El universo susceptible a lenguaje

Publicado: 14 May, 2024
Autor: Esteban Baldomar

La música y la magia

«¿Por qué habrás de volver acompañado, como un dios a su mundo,
por algún paisaje que he querido?»

Olga Orozco.

Nuestro universo se conmueve. Tiene un peso y un contrapeso. En el principio fue el verbo creador. Verbo significa palabra y acción. Pero se olvidan también que significa ritmo. Y palabra y acción en un ritmo tiene por consiguiente el arte que verdaderamente conmueve el universo primero en un sentido intimo y luego en el oleaje de su expansión. La clave es que justamente primero tiene que ocurrir en la esfera más íntima. Acariciamos un gato como a un esfinge muda. Nos sentamos en las puertas de la eternidad cada vez que podemos orientar nuestro deseo y si ese deseo tiene un ritmo, por consiguiente, puede darnos el orgasmo, no sólo físico sino matemático. Hay una clave y por momentos la he tenido. Así como Rimbaud antes de dejar la escritura y luego dejarla para siempre. Así como Hemingway peleando con la máquina de escribir. Así como la primera vez que un ser humano creyó que un toro y la luna son lo mismo. Existe conmoción porque existe un mundo simbólico. Estoy hablando de magia. Claro por supuesto. Pero magia en un sentido preliminar a lo que hoy confunden con lo que es esa ciencia. Pero también estoy hablando de música.

La música y todo arte que se precie de serlo tiene una unidad simbólica. Un concepto. Una clave no tan oculta que nos permite perfilar su arquitectura. No es remotamente lejano pero tampoco está cerca del todo. Sin arquitectura conceptual no hay arte. Esa arquitectura está por supuesto en lo intrínseco. Es un esqueleto de madera que se pudre en las aguas llenas de óxido de otras canciones. En los Beatles sobre todo en Sargento Pimienta hay elementales tratados de magia. Y no sólo eso, sino que Crowley aparece en la portada del disco. Ya sabían que por medio de ciertos elementos linguísticos a través de un ritmo se conmueve a las entidades espirituales y a nosotros que somos espíritus en cuerpos por un determinado momento. Lennon leía el I Ching y quienes escribieron su biografía incluso refieren que Lennon había leído el I Ching el día que lo asesinaron y que de alguna manera el Tarot oriental le había advertido. George Harrison en su disco con tapa de duendes pone de manifiesto que hay algo sútil que no vemos y que se mueven como duendecitos no tan adormecidos y ocasionan movimientos en el mundo físico.

Radiohead en The King of Limbs, ese disco, y la presentación en From Basement en 2001 tocan la fibra de la magia y hacen que el mundo se suspenda y sea susceptible. Es decir que las microfibras de la realidad desordenen sus átomos como diría el mago Cerati y propongan escaleras en el aire y aviones con esdrújulas locuras de colores en el mínimo paisaje de un living. Hay verbo creador porque hay acción, palabra y ritmo. El universo se contrae hasta donde están ellos tocando ese día y en esa contracción se produce un efecto de fuerza y de tensar la flecha que llega al día de hoy como un Bach golpeando el óleo de las teclas de marfil del último piano.

La música y la magia permiten como decía el poeta Baudelaire perdernos en un bosque de símbolos. Esa pérdida es momentánea. Quizás por un momento de trance al ser tocados por una canción, un frase en un libro, la voz directa de un amor o un amigo. En In Raibows Radiohead va hasta el centro de la tierra, pero en The King of Limbs se queda un tiempo a vivir en el centro de la tierra. Nos traen los minerales, las primeras fotosíntesis, los residuos de otros planetas, cementerios de planetas que sostiene nuestra tierra en este soplido poco consistente que es nuestra galaxia.

Esteban Cristóbal Baldomar

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