"En el siglo XIX español está todo lo que hoy ocurre en política" - La Nueva España

Entrevista | Helena Tur Escritora, publica «La playa del carbón»

"En el siglo XIX español está todo lo que hoy ocurre en política"

"La historia de la mina de Arnao despertó mi curiosidad y me pregunté cómo era posible que no fuera algo conocido en España"

Helena Tur.

Helena Tur. / Toni Escobar

M. Alvite / A. R.

La ibicenca Helena Tur Planells (1969) ejerció como investigadora y crítica literaria, e influida por autores como Jane Austen, Elizabeth Gaskell o las hermanas Brontë, escribió durante años novela romántica tras el pseudónimo de Jane Kelder. Recuperó su nombre real en 2020, cuando se pidió una excedencia como profesora de Lengua Castellana y Literatura en Mallorca para publicar "Malasangre" con Plaza & Janés. Sigue siéndole fiel a la ficción histórica, el costumbrismo y el romance y ahora su vida se centra en sus padres, sus gatos y en la escritura. Y de nuevo tiene novela fresca: "La playa del carbón" (Plaza & Janés). Una historia de amor ambientada en los orígenes de la minería asturiana a mediados del siglo XIX, con un romance entre una aristócrata y uno de los dueños de la mina de Arnao.

En unos días Helena Tur presentará su novela por Asturias. El 22 de mayo lo hará en la librería la Pilarica, de Mieres; al día siguiente en Oviedo, en la librería Cervantes; y el 24 de mayo será la cita más especial. Por la mañana firmará libros en la librería Clarín de Avilés y a las 19.00 horas hará la presentación en la propia playa de Arnao.

–¿Disfruta viajando al pasado o es que la actualidad no le inspira demasiado?

–Yo no soy una persona moderna en muchos sentidos. Por ejemplo, si meto romance en la historia, prefiero lo de ir despacito y con disimulo que el amor de hoy en día. Luego, y eso el algo que comentamos muchos escritores que nos dedicamos a la ficción histórica, creo que en el pasado, sobre todo en el siglo XIX español, está todo lo que está ocurriendo hoy en política y en temática social.

–¿Qué le atrajo de la historia de la mina de Arnao para escogerla como contexto?

–Muchísimas cosas. En principio, para mi historia yo buscaba un falansterio, una especie de cooperativa como la que tenía Robert Owen en New Lanark, pero en España duraron poco así que me puse a buscar iniciativas vinculadas a la minería centrándome en Asturias, como lugar paradigmático en ese sentido. Y me topé con Arnao, que fue la primera mina con pozo vertical de Asturias, con galerías subterráneas sobre unos arrecifes del Devónico que son una maravilla y con la primera vía férrea que hubo en España. Además, allí se creó el poblado minero de Arnao gracias a la iniciativa privada. Crearon para los trabajadores un hospital, viviendas dignas, escuela, economato, casino... es decir, que sus propietarios se preocupaban por sus empleados. Todo eso me despertó la curiosidad y me pregunté cómo era posible que no fuera algo conocido en España. Es curioso también porque en esa zona en aquella época solo había dos industrias, una pequeña vidriera y un telar de algodón de unos catalanes, que lo habían montado allí porque decían que en Cataluña ya estaba el sindicalismo y los trabajadores empezaban a protestar y en Asturias nadie se quejaba.

–¿Todo lo que cuenta es real?

–Sí, excepto los nombres de Jean-Claude Delvaux y de Iván Arango, que son inventados, el resto de los que figuran relacionados con la mina son reales.

–Aparecen también dos nombres vinculados a la Real Compañía Asturiana de Minas, José María Ferrer y Felipe Riera.

–También son reales, eran catalanes y habían estado en la cárcel por protestar por las políticas conservadoras y tenían una trayectoria revolucionaria.

–Llama la atención que fueran los propietarios de la explotación minera, y en aquella época, los que tomaran la iniciativa para mejorar las condiciones de sus trabajadores construyéndoles, entre otras cosas, viviendas, un hospital, una escuela y un economato.

–La Real Compañía Asturiana de Minas de Carbón, que se fundó en 1833, intentó explotar la mina de Arnao, pero el carbón era malísimo y no les salía a cuenta. Solo fue rentable cuando llegaron los belgas al negocio, que montaron una fundición de zinc al lado y utilizaron el carbón para eso. Yo creo que en la creación del poblado minero tuvo mucho que ver el hecho de en Bélgica eso sí se llevaba. Cuidar a los trabajadores y darles formación les salía rentable, porque así eran más productivos.

–Viajó a Asturias para documentarse...

–Sí, pero lo hice después de tener el primer borrador. Siempre hago mucha reescritura y si viajo al sitio antes me deslumbro con todo y no tengo claro qué necesito exactamente. Yendo ya con el borrador evito dejarme cosas en el tintero y puedo corregir inexactitudes.

–¿Cómo vivió la experiencia de bajar a la mina de Arnao?

–A la mina-museo bajé con un ingeniero de minas jubilado que es el que dirige el grupo de Facebook "Novela histórica", que me fue aportando más información. Estaba encantando, siendo asturiano, con la idea de que alguien escribiera sobre aquel lugar.

–¿Le ha llevado mucho tiempo construir esta novela?

–En realidad la tenía escrita hace tiempo ambientada en un lugar ficticio de Inglaterra y se había quedado guardada en un cajón. La idea de "La playa del carbón" surgió hace diez años cuando, dando clases de Historia, vi que los alumnos, en un momento de recortes sociales y laborales, no eran conscientes de todo lo que habían luchado los trabajadores por conseguir esos derechos. En principio, mi intención era poner el foco en las luchas de los trabajadores, pero, poco a poco, con el tiempo que ha pasado y tantas versiones, la novela me ha ido exigiendo otra cosa. Tampoco quería hacer un panfleto y lo que he buscado es que la novela tuviera coherencia. Detrás de mi primera idea estaba más Friedrich Engels que Jane Austen.

–Los malentendidos y los combates dialécticos entre los protagonistas, la aristócrata Sara Bernal y el burgués Iván Arango, recuerdan mucho a los de Elisabet y Mr. Darcy de "Orgullo y prejuicio"...

–Sí. La estructura del libro es la misma que "Orgullo y prejuicio", de Jane Austen; o de "Norte y Sur", de Elizabeth Gaskell. La idea era eso, pero enriquecerlo más. He querido cuidar mucho a los secundarios. Por ejemplo, me gusta mucho la historia de Anselmo y de Balbina y las de la tía Honoria o la marquesa, que son mujeres que fracasan como madres. Otro personaje que me gusta es Jean-Claude Delvaux, que es mucho más filántropo e ingenuo que Arango.

–¿Cómo ha cambiado su vida y su carrera desde que en 2019 le fichó Plaza & Janés y decidió publicar con su nombre real y no bajo el pseudónimo de Jane Kelder?

–Firmar con mi nombre real me permite escribir sobre lo que me apetece, me da libertad, porque Jane Kelder era una marca ligada a literatura romántica. Lo que ha cambiado en mi vida es que ahora tengo esperanzas. No vivo de esto, pero ahora tengo un derecho a soñar que antes me parecía imposible.

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