A 30 años de Pulp Fiction, el clásico inmejorable de Tarantino

Un 12 de mayo como hoy, pero hace 30 años atrás, a la medianoche en pleno festival de Cannes debutaba una de las películas más icónicas del cine moderno y la favorita de muchos dentro de la filmografía siempre exitosa de su director: me refiero, claro, a Pulp Fiction, también conocida como Tiempos Violentos, la joya de Quentin Tarantino que, a pesar de su longevidad, no ha perdido ni una pizca de su genialidad.

Es difícil hablar del argumento de Pulp Fiction sin hablar de su estructura, porque es allí donde reside mucha de su genialidad. En Pulp Fiction encontramos tres historias que se entrelazan y que se narran de forma no cronológica. En cada una de ellas, el protagonista es diferente. Por un lado, tenemos la historia de Jules, un matón interpretado por Samuel L. Jackson quien, luego de diversos eventos, comenzará a replantearse su vida entregada al crimen. Por otro, tenemos a Vincent (John Travolta), compañero de Jules, quien debe escoltar a la mujer de su jefe durante una noche y a quien las cosas se le van un tanto de las manos y por último tenemos a Butch, un boxeador que traiciona al jefe de Vincent y Jules y que se verá perseguido por estos dos criminales.

Como notarán, las tres historias tienen puntos en común y suceden casi paralelamente e incluso a veces superpuestas, pero Tarantino, en su genialidad de guionista y director, decide mostrarlas fuera del orden cronológico, creando una película sorprendente -no importa cuántas veces la veas, siempre en algún punto estarás perdido y no sabrás qué viene a continuación, aunque sí sepas el argumento de cada una de estas tramas- y circular, que empieza y termina con la historia de Jules y su reflexión acerca de la maldad y la justicia.

La misma película nos invita a reflexionar acerca de las posibilidades de significado de su título, ya que al comienzo nos presenta dos definiciones de “pulp”. Por un lado, “pulp”, en inglés, significa “masa de materia suave, húmeda e informe”. Por el otro, “pulp” también se refiere a cierto tipo de publicaciones, revistas o libros impresos en papel no procesado que contienen historias criminales y/o insólitas, relatos digamos de folletín, ficciones baratas. Y es de allí, de esas ficciones baratas, estandarizadas y clásicas de donde Tarantino saca las ideas para todo lo que le sucede a sus personajes, aunque, claro, a diferencia de lo que sucedería en el papel, Tarantino toma a esos criminales clásicos y los lleva a chocarse de lleno con el absurdo de la vida real, poniéndolos a conversar sobre cómo se denomina a las hamburguesas en lugar de a dar detalles escabrosos sobre sus planes criminales.

Uno de los trabajos que deben realizar Jules y Vincent para su jefe mafioso se trata de recuperar un maletín robado de las manos de otro criminal llamado Brett. Sin embargo, durante toda la película se mantiene el misterio acerca de cuál es el contenido de dicho maletín, ya que el mismo nunca entra en plano: lo único que podemos ver es una suerte de reflejo dorado y la conmoción de quienes lo ven (por ejemplo, Pumpkin, el criminal con el que se encuentra en el diner Jules expresa que el contenido es “muy bello”).

Durante estos 30 años, el misterio continúa sin resolverse y esto es, en gran medida, gracias a Tarantino, que llama al famoso maletín un “MacGuffin”. ¿Qué es un MacGuffin (también llamado McGuffin)? Según Hitchcock, que fue quien acuñó el término, es un elemento de la trama que simplemente está allí para hacerla avanzar. No importa realmente qué es, lo que sea puede ser intercambiable por cualquier otra cosa, sino lo que genera: que los personajes se muevan a través de la historia.

Sin embargo, a pesar de que Tarantino trate al maletín como un MacGuffin, eso no ha impedido a los fans elaborar teorías acerca de su contenido. Por un lado, la teoría más obvia es que dentro del maletín había diamantes, pero Roger Avery, quien co-escribió el guion con Tarantino, dijo que ambos descartaron esa idea por trillada y simple. Otros han dicho que dentro del maletín se encontraba un Óscar robado por Marsellus, el jefe de Vincent y Jules, para su esposa Mia Wallace, aunque eso no explicaría tanta admiración de quienes ven el contenido.

La teoría que más ha cuajado entre los fanáticos de Pulp Fiction es que dentro del maletín se encontraba el alma del mismísimo Marsellus Wallace. Aunque se trate de la teoría más sobrenatural de todas, es, quizás, la que más sentido hace: se cree que Marsellus había vendido su alma al Diablo y que quería recuperarla, por eso el código para abrir el maletín era nada más y nada menos que el número de la bestia, 666, por eso brillaba con luz propia cada vez que era abierto y todos se quedaban admirados contemplándola. Además, también cabe destacar que cuando Jules y Vincent recuperan el maletín -la supuesta alma-, se salvan milagrosamente de una balacera, lo que podría indicar que Dios les perdonó la vida por haberle arrebatado un alma al Diablo.

Pulp Fiction fue un éxito desde el primer momento. Como dije anteriormente, el filme debutó en el festival de Cannes, del que se llevó el premio máximo, la Palma de Oro. Días después, las reviews comenzaron a llamarla una obra espectacular de la cultura pop y reconociendo la labor de Tarantino y su originalidad.

Una vez que llegó a los cines, también arrasó en taquilla, convirtiéndose en el filme que más recaudó en el fin de semana de su estreno. La película recaudó más de 107 millones solo en Estados Unidos, contra un presupuesto de 8.5 y 10 de publicidad.

Pulp Fiction, además, estuvo nominada en siete categorías de los premios de la Academia, aunque solo ganó en Mejor Guion Original. Se dice, también, que el filme impulsó de manera extraordinaria las carreras de sus protagonistas, Samuel L. Jackson, Uma Thurman y John Travolta.

La realidad es que no deberíamos necesitar muchas excusas para ver una buena película, pero por las dudas voy a dar algunas. Pulp Fiction es, sin duda, una de las películas más importantes de su época. Vamos, si hasta fue seleccionada para ser preservada por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos por su valor cultural, estético e histórico.

Además, el filme es considerado por muchos como la obra maestra de Tarantino que, como dije en el comienzo, tiene bastante de dónde elegir. Y se entiende: no solo está bien escrita, sino que los actores y actrices acompañan a un guion ya de por sí brillante, que juega con lo predecible y lo impredecible, enfrentando personajes clásicos de la literatura más burda a situaciones descabelladas que no pertenecen al mundo de las letras sino al mundo en el que vivimos día a día. Pero si eso no alcanza, también contiene todo lo que hace a Tarantino, Tarantino: la violencia gráfica, el humor inteligente y los monólogos que quedan grabados en el inconsciente colectivo.