YO ESTUVE AHI



Quien lea esta nota de mi blog personal:

 En la penumbra de la noche, entre las sombras que se deslizan como fantasmas por las calles adoquinadas de la ciudad, me encuentro yo, un mero espectro entre la multitud. Ataviado con la capa de la oscuridad y el manto de la desesperación, me sumerjo en el caos que envuelve la ciudad, como si fuera el último hombre en la tierra.

La manifestación se alza como un grito silencioso en la noche, una protesta contra la opresión que acecha en las sombras. Mis compañeros de lucha se alzan junto a mí, sus rostros palideciendo bajo la luz mortecina de las farolas, pero sus corazones ardiendo con el fuego de la rebeldía.

Con valentía y determinación, avanzamos hacia el frente de batalla, donde los antimotines esperan como bestias hambrientas, sus escudos reluciendo con el reflejo de la luna. Sin embargo, no somos meros mortales enfrentándonos a la adversidad; somos los últimos supervivientes de una guerra perdida, los últimos defensores de la esperanza en un mundo sumido en la oscuridad.

Con un grito de guerra en los labios y el coraje en el corazón, nos lanzamos hacia adelante, nuestras manos alzadas en señal de resistencia. Las piedras y los objetos improvisados se convierten en nuestras armas, mientras enfrentamos el embate de la brutalidad policial con una determinación feroz.

En medio del caos y la confusión, encuentro fuerzas que no sabía poseer, una fuerza sobrenatural que me impulsa a proteger a mis compañeros de lucha. Con astucia y habilidad, guío a mis camaradas a través del laberinto de las calles, evitando las emboscadas de los enemigos y luchando contra las fuerzas del mal que se ciernen sobre nosotros.

Pero incluso los héroes más valientes pueden sucumbir ante las fuerzas abrumadoras del destino. Cuando llegan los refuerzos de la fuerza policial, nuestras filas se ven diezmadas y nuestros espíritus se desvanecen como sombras en la noche. Con el corazón pesado y el alma afligida, nos dispersamos en todas direcciones, como espectros que se desvanecen en la oscuridad.

Y así, en medio del tumulto y la agitación, me encuentro solo una vez más, perdido en un mundo de sombras y silencio, preguntándome si alguna vez seremos capaces de resurgir de las cenizas y reclamar la luz que nos ha sido arrebatada. Pero hasta entonces, seguiré luchando en las sombras, como un guerrero solitario en una batalla interminable, esperando el día en que la luz finalmente prevalezca sobre la oscuridad.

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