Todavía nadie comprende cómo un director poco conocido y sin nada demostrado en Hollywood logró la histórica producción de 'El señor de los anillos'. El objetivo, conseguido, de Peter Jackson era adaptar la obra más importante de la historia de la literatura fantástica. Para ello, en una mezcla de efectos especiales y espacios naturales nunca vistos se sirvió de su Nueva Zelanda natal. Pero quizás lo más sorprendente del proyecto es que le dieron cuerda para firmar las tres películas del tirón, sin querer ver la primera y valorar si continuar. Esa extrañísima fe es uno de los mayores éxitos de la historia de Hollywood y, a día de hoy, cuesta imaginar que otra trilogía fantástica vaya a salir tan bien.

el senor de los anillos
New Line

De hecho, el propio Peter Jackson lo intentó y demostró con 'El Hobbit' lo difícil que era emular su propia gesta. 'El hobbit', la verdad, pintaba mal desde el principio. Para empezar, el material de base es mucho más corto, y peor (para que nos vamos a engañar). Fue la obra en que Tolkien sitúo su mundo y sus ideas, sobre todo en torno a los hobbits, para su desarrollo posterior. Pero no es más que un ensayo adherido a una historia típica del género de aventuras y fantasía. Quizás con una única película hubiese quedado una precuela bastante entretenida, pero al llevarlo a trilogía quedó en cueros ante su secuela (cronológicamente hablando).

Pero quizás el principal problema de 'El Hobbit' fue similar al de las nuevas sagas trilogías cinematográficas de 'Star Wars' o al del cine de Marvel y DC, el CGI y la pantalla verde. Aunque el CGI y los efectos digitales están más refinados que nunca, no podemos olvidar que su uso se debe en su mayoría a factores financieros y de producción. Ahorra tiempo y ahorra dinero, pero todavía está por ver que quede igual de bien que algo con una base real. Y no hablamos solo de lo que percibe el espectador, sino de los propios actores. Es imposible actuar igual de bien en el entorno real que hablando a pértigas pintadas de verde en un estudio. Esos parajes eran parte de la magia de 'El señor de los anillos', como lo era la convivencia y comunión del reparto durante tantos meses.

Por eso no nos ha extrañado nada, aunque nos ha dado mucha pena, ver este clip de Ian McKellen derrumbándose durante el rodaje de 'El Hobbit', rodeado de pantallas verdes.

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Nosotros ya dijimos que Ian McKellen debería haber ganado el Oscar por su trabajo en la trilogía de 'El señor de los anillos'. A pesar de sus buenas intenciones, no podemos decir lo mismo de 'El Hobbit. El actor aquí se derriba rodando una escena solo ante cromas cuando se suponía que tenía que fingir estar rodeado del resto de actores. El inglés declaraba que "eso no es lo que hacía para vivir", que no actúa solo sino "conectando con otros" y que "se sentía miserable", dudaba de "querer hacer la película si la tenía que hacer así" y "solo quería irse a casa".

Esperemos que las infinitas posibilidades del CGI no nos hagan olvidar que el cine, como todo arte, tiene que tener una base de conexión humana que las máquinas, por mucho que avancen las IA, nunca tendrán.

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Rafael Sánchez Casademont

Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática.

Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Incluso tiene su lado erótico, pero limitado, lamentablemente, a seleccionarnos lo mejor de series y películas eróticas. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes.

Tras 5 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino. 

Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación. 

Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.