Lucas Meachem, barítono: “Puccini es muy especial para mí” - Grupo Milenio
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Lucas Meachem, barítono: “Puccini vive en el corazón de los amantes de la ópera”

Ópera

El cantante habla sobre interpretar a Sharpless en 'Madama Butterfly' y la vigencia de los problemas sociales que aborda esta ópera.

El barítono estadounidense Lucas Meachem (1978) interpreta al cónsul estadounidense Sharpless en la puesta en escena de Madama Butterfly con la que la Metropolitan Opera House de Nueva York cierra su temporada de transmisiones en vivo 2023-2024, de cara al centenario luctuoso de Giacomo Puccini.

“Cualquier obra de Puccini vive profundamente en el corazón de los amantes de la ópera. Y es maravilloso poder darle vida a su música en el escenario de la MetOpera, uno de los mejores del mundo. Volver a la MetOpera es regresar a casa, con grandes amigos. Madama Butterfly ha sido una gran experiencia, desde con la producción hasta con todo el elenco; participar en ella ha sido un momento realmente especial, porque es tan hermosa”, comenta el cantante en entrevista exclusiva.

Madama Butterfly, ambientada en Japón poco antes del inicio del siglo XX, cuenta el drama de Cio-Cio-San, una adolescente japonesa de 15 años que se casa literalmente en una operación de compra-venta con Benjamin Franklin Pinkerton, un teniente de la Marina estadounidense, quien la abandona después de embarazarla y que regresa a Estados Unidos a casarse en su país con una compatriota.

Para el barítono de Carolina del Norte que saltó de los karaokes a la ópera hace casi dos décadas, Sharpless es quien más evoluciona en la ópera de Puccini pues en principio representa al imperialismo estadounidense, pero después él comprende que el trato a Cio-Cio San y los japoneses no ha sido justo.

Ganador del Grammy 2017 por Mejor grabación de ópera con Los fantasmas de Versalles, de John Corigliano, Meachem llegó a los grandes escenarios como el de la MetOpera o la Scala de Milán después de que, en 2006, mientras cantaba en un karaoke en un bar en París, que visitaba por primera vez tras ganar una beca de la Ópera de San Francisco, y la mezzosoprano Susan Graham lo escuchó y lo recomendó para un papel en la Lyric Opera de Chicago.

Después, Meachem debutó en 2007 en la MetOpera con la obra de Sergei Prokofiev Guerra y Paz y desde entonces ha acumulado experiencia ante las cámaras en tres producciones con sendas funciones transmitidas en vivo como Madama Butterfly: Pagliacci (2015) La bohème (2018) y Fedora (2023).

Casado con la pianista Irina Meachem, el barítono la considera una roca para él y un súper poder extra.

En la producción de Madama Butterfly del cineasta Anthony Minghella, Meachem comparte el escenario con varios debutantes en la MetOpera: la directora de orquesta china Xian Zhang, la soprano lituana Asmik Grigorian (Cio-Cio san), y el tenor chileno-estadounidense Jonathan Tetelman (Pinkerton), quien hace un par de semanas debutó en ese escenario y en las transmisiones en vivo con La rondine, y con quien Laberinto también conversó sobre ambas producciones de óperas de Puccini.

A ellos se suma la mezzosoprano Elizabeth DeShong en esta cuarta transmisión en vivo de esta Madama Butterfly desde 2006 desde la MetOpera, que podrá verse en México, en el Auditorio Nacional, Conjunto Santander y otras salas comerciales, el sábado 11 de mayo, a partir de las 11 horas.

¿Qué significa para usted cantar Puccini? Él destacó a los tenores en sus óperas, a diferencia de Verdi, que dio en las suyas papeles protagónicos a los barítonos.

Tienes razón. Cuando se trataba de escribir papeles para barítonos, Puccini guardaba la mayoría de sus grandes cosas para los tenores, absolutamente. Y, en cambio, Verdi respetó mucho a los barítonos, creó todo un género de voz de barítono con el barítono verdiano. Pero, lo que me gusta más de cantar Puccini es el realismo que aporta, en momentos del verismo; es muy diferente al de Verdi, en el que te puedes sentar y pensar en lo que está pasando, mientras que en Puccini todo son reacciones, reaccionas en todo el tiempo real a situaciones reales toda la noche. Para mí eso hace muy especial a Puccini.

Sharpless es un rol extraordinario en las óperas, porque él pasa más tiempo en la ópera con la protagonista, Cio-Cio san, que el amante de ésta, Pinkerton. ¿Cómo asume esta situación?

Antes que nada, es sorprendente que reconozcas que en realidad pasó más tiempo en el escenario con Madame Butterfly que su amante, lo cual es una elección muy interesante de Puccini para dejar al tenor completamente fuera del segundo acto. No obstante, crea una especie de flujo realmente agradable para la ópera en lo que respecta al drama. Para mí, el papel de Sharpless es el que más cambia a lo largo de la noche: él es una especie de representación perfecta del imperialismo estadounidense a principio y luego, a medida que transcurre la ópera, es él quien se da cuenta de que esa no es la mejor manera de tratar a la gente. Es muy progresista en ese sentido. Madame Butterfly simplemente lo domina todo como el ángel de la obra y Pinkerton es una especie de diablo.

Y siento que Sharpless acerca un espejo a la audiencia y dice: ‘Los veo, audiencia, y estoy pasando por lo mismo’. Realiza el mismo viaje que el público a través de la obra. Al principio, todo es amor, y él cree que está bien, lo que ha sucedido (entre Cio-Cio san y Pinkerton) es algo muy bonito. Y luego ve que las consecuencias son que esta pobre chica cree que está casada, ella estaba oficialmente casada, pero no lo reconocen. Y Sharpless siente algo por ella, y desde un punto de vista personal y cultural, es él quien cambia de opinión sobre la idea de poder comprar una novia, de que es la opción correcta tratar a las mujeres japonesas y al pueblo japonés con tanta falta de respeto. Y creo que sale por el otro lado como una mejor persona y dice: ‘No voy a continuar’. Creo que si hubiera un cuarto acto de Butterfly, definitivamente ya no estaría trabajando en la posición en la que está trabajando. Ya no sería parte de esta cosa terrible por la que terminan haciendo pasar a estas jóvenes japonesas.


Sharpless ve la humanidad de Madama Butterfly a diferencia de Pinkerton.

Exactamente. Pinkerton ve a Cio-Cio san como un objeto y un inconveniente. Este niño que tiene ella es un inconveniente para la vida de Pinkerton, él tiene que contárselo a su esposa, criar a ese hijo (Dolor) fuera del matrimonio a principios del siglo XX y finales del siglo XIX. Y para mí, viéndolo desde fuera, siempre he pensado que Sharpless está tan cautivado por Cio-Cio san que si ella no terminara casándose, y si las circunstancias fueran diferentes, él querría casarse con Madame Butterfly. Ese Sharpless diría: “Qué increíble”. Definitivamente está enamorado de ella, es simplemente una persona y un personaje increíbles. Así que sí, tienes toda la razón en lo que dices.

Sharpless es más actuación que canto, me parece. Usted ha protagonizado roles tan fuertes como Don Giovanni o el Escamillo de Carmen. ¿Cuál es su desafío al interpretar al cónsul?

Sí, absolutamente. Sharpless puede pasar desapercibido y casi puedes olvidar que estuvo en el programa, incluso. Las mejores producciones en las que he interpretado a Sharpless es cuando los personajes cambian al final. Pinkerton siente remordimiento, su remordimiento egoísta es “¿cómo pudo pasarme esto a mí?”, pero un remordimiento reflexivo es si dijese: “¿Cómo pude haberle hecho esto a Cio-Cio san? ¿Cómo pude haberle faltado al respeto a ella y a la cultura japonesa de esta manera?”. Sólo de esta manera puedes tener cambios. Y por eso Sharpless es reflexivo, realmente cambia y lo demuestra muy bien. Él es lo que desearíamos que fuera Pinkerton, alguien que cambia al final.

Las mejores producciones son cuando vemos que se produce ese cambio. Casi es como en La bohème, en la que hay dos parejas: Rodolfo y Mimí y Musetta y Marcello. Sharpless y Suzuki son una especie del ying y el yang del otro, mientras que Pinkerton y Butterfly son iguales. Es como si tuvieras dos parejas que representan diferentes tipos de cosas. Cuando mencionas otros papeles que canto como Don Giovanni, ese es un verdadero papel de actor cantante, porque tienes que hacerlo como Don Giovanni, tengo que amar a Don Giovanni, lo cual es difícil para mí amar a este personaje, pero cuando lo interpreto, lo amo. Y siento que al final de la noche quiero que al público tal vez no le guste lo que hace, pero al menos comprenda por qué tomó las decisiones que tomó, que entienda por qué pasamos tres horas con este tipo y, con suerte, no lo odiaremos al final.

Un colega suyo me decía que no le gustaba Don Giovanni porque casi no canta como Don Giovanni, en una de sus arias, por ejemplo, finge ser Leporello.

Don Giovanni es tantas cosas diferentes. Es un camaleón. Se convierte en lo que tú quieres, en lo que quiere ver quienquiera que esté con él. Realmente es un hombre común, en el hecho de que es capaz de cambiar quien es, cambiar su forma de actuar, para adaptarse a las personas que lo rodean. De hecho, es muy psicópata lo que hace. En mi opinión, la única vez que lo vemos como verdaderamente es él es cuando le da serenata a la criada con “Deh, vieni alla finestra”. Quizás tengas razón, quizás nunca canta como su verdadero yo. Sin embargo, creo que al final tiene sentido de sí mismo.

La producción de Minghella se ha transmitido en vivo varias veces antes por la MetOpera, la hemos visto ya en México. Me parece que, además de minimalista, es muy cinematográfica, justo más cercana a su cine. ¿Cómo la siente respecto a otras en que ha hecho Sharpless?

Buena pregunta. Tengo que decir que esta producción parece haber sido creada por un cinéfilo y un director de fotografía, ya sabes, como Anthony. Es un conjunto precioso. Es un diseño precioso. Es una gran mirada en el escenario. Será absolutamente hermosa en la pantalla. Aunque creo que se sacrifican algunas de las conexiones personales que ocurren en la escena. Una trampa de Madama Butterfly es que el personaje está escrito como angelical, ella está en un pedestal; y luego, si le pones otro pedestal encima de ese pedestal e intentas hacerla más angelical de lo que está escrita originalmente, ahí es cuando tengo un problema. Si soy honesto, en esta producción la pusieron en un pedestal demasiado alto. Y eso me quita la capacidad de interactuar juntos de una manera más honesta. En la transmisión verán escenarios y diseños absolutamente hermosos. Ojalá la High Definition ayude a capturar más momentos más íntimos, porque en el teatro el público está sentado a mucha distancia y estando atrás no se pueden ver las reacciones de nuestros rostros. Así que espero que veas más la conexión que tenemos juntos desde el punto de vista de la actuación con la HD.

En tu experiencia, este tipo de transmisiones en vivo ¿acerca a los jóvenes a la ópera?

Bueno, esa es una buena pregunta. No sé si convence a la generación más joven de ir a ver la ópera porque puedes ir a verla en vivo en una sala de cine. Quiero decir, el HD es maravilloso porque hace correr la voz sobre la ópera, pero, para todo, hay un arma de doble filo. La voz humana en la ópera debe escucharse sin amplificar. Tengo una opinión mixta sobre las transmisiones: es bueno compartir la ópera con todo el mundo, tener un alcance tan grande de una manera tan profesionalmente bien hecha; pero la otra cara de la moneda es que no toda las voces son del mismo volumen, por eso pasamos 10 años estudiando y trabajando con los idiomas, con la musicalidad, la dicción y todas esas diferentes formas de cantar para ser mejores cantantes sin amplificación, sobre una orquesta, un coro… Y lo que se gana con las transmisiones en alta definición, se pierde en voz y potencia vocal.


¿Cómo cree que Madama Butterfly, que es una historia muy dura con temas como el imperialismo o el abuso sexual infantil, nos puede ayudar a entender mejor lo que estamos viviendo hoy en esos rubros, que siguen existiendo, como vemos justo ahora en el mundo?

Sí, tenemos muchos problemas estos días. Y creo que en lugar de ignorar los problemas que tenemos, es importante arrojar luz sobre estas grietas. Porque cuanto más oscuros los dejamos, cuanto más en las sombras dejamos estos temas y cuanto menos hablamos de ellos, más pueden crecer en las sombras. Así que creo que es importante hablar sobre estos temas para que seamos conscientes de que suceden. Tener conciencia de que esto sucede es el paso hacia la solución del problema. Esto, que es un peligro para la sociedad, si simplemente lo ignoramos, no desaparece. Así que creo que este es un gran tema para abordar; de hecho, esa es la idea de esto, porque incluso si históricamente estamos hablando de una niña del siglo XX, todavía existen prácticas como esta. Por eso es importante saber cuán inaceptable es esto. Y al hablar de ello, podemos ayudar a solucionar el problema.

Trabaja mucho con su esposa Irina, que es pianista. ¿Cómo construyen su trabajo artístico juntos?

Tengo suerte de que ahora ella sea una músico consumada y una gran intérprete. Ella me enseña todos los roles en los que trabajo. Es increíble tener tu propio entrenador, no sólo detrás del escenario contigo, ayudándote a trabajar en tu música antes, después y durante un espectáculo, sino también en la casa. Sus oídos son absolutamente de los mejores oídos del negocio; cuando me escucha en la casa, puede decir: “Está bien”. “Tu dicción era demasiada aquí”. O “Ese traje no te favorece mucho”… Es como si poseyera un súper poder extra tener a mi esposa conmigo. Es realmente un proceso realmente asombroso. Tenemos un recital juntos la próxima temporada en el Kennedy Center y no puedo esperar para empezar a trabajar juntos en esto. Ella es mi roca.

AQ


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José Juan de Ávila
  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.
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