Tres trucos para ayudar a los niños a superar sus miedos nocturnos
Muchas veces, muchos niños a lo largo de su infancia sienten y han sentido miedo a la hora de ir a dormir o al despertar en la oscuridad de la noche, ayudarles a superar ese miedo es una tarea importante y a veces complicada.
Miedo a la oscuridad, miedo al momento de quedarse dormidos, pesadillas, miedo a despertar en medio de la noche y sentirse inseguros, son experiencias muy comunes a lo largo de la infancia e incluso en parte de la adolescencia que han sentido y sienten millones de niños y niñas en todo el mundo por lo que es importante distinguir qué son y cómo tratar los trastornos de sueño en los niños.
Pero lo importante es saber responder, ayudarles a superar esos miedos, atender a su entorno a ver qué puede estar influyéndoles e incluso echar un vistazo a la propia actividad del niño no solo justo antes de irse a dormir sino durante todo el día, a ver donde podemos localizar algo que pueda ser problemático ya que la ciencia ya nos ha demostrado que conseguir que tus hijos duerman bien es fundamental para la salud de su cerebro, ya sabemos por ejemplo que la calidad del sueño infantil y el TDAH están relacionados.
La calidad del sueño de nuestros hijos influye en su salud mental y física.
Miedos nocturnos
Las investigaciones nos hablan de “miedos nocturnos” como esas sensaciones, esos momentos en los que las niñas y los niños muestran y expresan angustia ante alguna amenaza que sienten o imaginan mientras están despiertos, ya sea justo antes de quedarse dormidos o cuando despiertan en medio de la noche.
No tenemos cifras exactas que expresen la cantidad de niños y niñas que sufren de miedos nocturnos cuando van a dormir pero hay estudios que determinan que estamos hablando del 70% de las niñas, los niños y los adolescentes, de los 4 a los 16 años de todo el mundo, los que experimentan miedos ocasionalmente a lo largo de esta etapa de desarrollo y crecimiento y de estos, un 10% sería el porcentaje que padece de miedos nocturnos de manera recurrente y continuada.
Cómo actuar ante los miedos nocturnos
Hay una serie de comportamientos que desarrollamos casi de forma instintiva cuando queremos ayudar a los niños a afrontar sus miedos y a veces, solemos coincidir casi de manera inconsciente las madres y los padres cuando nos encontramos con que nuestros hijos presentan un episodio de miedo nocturno.
No todos esos comportamientos son igual de eficaces o recomendables, así que merece la pena que los revisemos para quedarnos con aquellos que de verdad les van a ayudar a superar esta etapa que se relaciona con su propio desarrollo.
Uno de esos dilemas cuando aparecen los miedos nocturnos está en el lugar donde duerme nuestro hijo y una de las soluciones más rápidas que permite a toda la familia descansar es la de dejar que el pequeño vaya a dormir a la cama o por lo menos a la habitación de mamá y papá.
Es sin duda una solución eficaz y además funciona a corto plazo, la seguridad de dormir acompañado hace que casi automáticamente desaparezcan los miedos nocturnos en la mayoría de los casos.
El problema es que pueden asociar su habitación con el miedo, su dormitorio con esa sensación de inseguridad que no les deja dormir ni descansar y pueden llegar a sentir que no son capaces de dormir si no es en compañía.
Por eso quizás lo mejor es que, si queremos que nuestros hijos duerman en su habitación de forma tranquila, tratemos de conseguirlo en su propio dormitorio. Es mejor acompañarles en su propia habitación e intentar calmarlos allí que plantearles la posibilidad de abandonar su dormitorio porque el objetivo no es solo que consiga dormir, sino que sienta que su habitación es un lugar tan seguro como la habitación de mamá y papá.
Las emociones
Ellas son las protagonistas una vez más y los miedos nocturnos deben tratarse como lo que son, situaciones en las que es necesario gestionar las emociones. Por eso en un principio nuestro hijo o nuestra hija, lo que necesita es mucho apoyo por nuestra parte para conseguir calmarse, es importante trabajar las emociones con los niños con la intención de poder detectar problemas emocionales si es que los hay.
Podemos ir explicándoles poco a poco cómo pueden lograrlo, así conseguiremos que poco a poco lo vayan consiguiendo, hasta que lo hagan de forma inconsciente o automática y los miedos nocturnos hayan desaparecido.
Para eso, para enseñarles a gestionar esa emoción que les está provocando intranquilidad y miedo, podemos elegir alguna de las estrategias que más recomiendan los especialistas por su efectividad y sencillez.
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Distracción. Vamos a tratar de quitar el foco de atención en ese miedo y vamos a animarles a pensar en elementos que les resulten agradables, que no les provoquen miedo sino todo lo contrario, podemos incluso usar el humor o la ficción, como cuando Harry Potter convoca el “spectro patronum” para protegerse de aquello que más miedo le da.
Reevaluación. Vamos a enseñarles a pensar en la situación que les provoca esta emoción negativa de una forma distinta, cambiando la perspectiva con la que la están enfocando y así cambiamos su significado.
Si el miedo lo provocan objetos o situaciones fantásticas podemos ayudar al niño o a la niña a hacer una reafirmación de la realidad, les podemos asegurar que los monstruos solo viven en la imaginación y de ahí no pueden salir a atacarnos porque no son reales.
Reflexión. Reflexionar sobre la emoción que sienten, hablar sobre lo que es el miedo, por qué lo sentimos, definir con sus palabras cómo es esa emoción para así poder empatizar y compararla con cuentos, películas o anécdotas de cuando nosotros éramos niños.
Es una forma de quitarle peso al propio miedo, facilitar la expresión de emociones y sentimientos y mantener una comunicación abierta que en definitiva le está dando seguridad y le está enseñando a madurar cada día un poquito más.
Los miedos nocturnos influyen en la calidad del sueño de los niños.
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