Una mota de polvo en el universo - La Opinión de Murcia

Opinión | Pintando al fresco

Una mota de polvo en el universo

El escritor Paul Auster.

El escritor Paul Auster. / LAP

La última novela de Paul Auster, Baumgartner, escrita cuando ya sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida, es una belleza que huele a muerte. Y lo más curioso es que un gran escritor como él, un hombre lleno de sabiduría y sensibilidad, de capacidad para analizar lo bueno y lo malo de los seres humanos, y que tan bien conocía su país, EE.UU., su ciudad, Nueva York, a la hora de enfrentarse con el final de su vida, se pregunte y trate de narrar lo que siente ante el trago que se le avecina y resulta que lo que piensa este pensador, lo que teme, es lo mismo que todo el mundo, las mismas preocupaciones, similares ilusas ilusiones, esperanzas basadas en creencias ancestrales sin demostrar o en fenómenos físicos que podrían dar forma a algún tipo de trascendencia, -‘convertirse en una mota de polvo flotando en el universo’, que dice él en su libro -incluso de conexión posible de alguna forma de consciencia con otros seres queridos vivos o muertos.

Con Manuel Vincent está ocurriendo algo similar en sus columnas de opinión. En ellas, cada semana nos va regalando unas reflexiones cada vez más poéticas, mas introspectivas, más sensibles. Mira los amaneceres, describe las luces, canta al paisaje, aprecia lo que la vida le proporciona, tiene muy presente su familia, y también explica ideas, escribe citas de clásicos que leyó hace muchos años, como si buscara en su memoria aquellas palabras que lo enriquecieron en su momento y que ahora pueden ser respuestas a sus tristezas actuales. Se confiesa mayor, por no decir viejo, y lo que escribe tiene un anuncio de cansancio y de final de ciclo.

Escribo esto hoy porque un amigo más o menos de mi edad está enfermo de gravedad. Lleva luchando contra el mal que lo cerca desde hace unos años, con el cuerpo algo magullado por fuera y por dentro, pero con la cabeza en su sitio y bien sabe todo el que lo conoce que siempre ha tenido una capacidad de raciocinio de muchísimo cuidado. Está en tratamiento continuado en su casa, pero de vez en cuando ha de ser hospitalizado para que le corten un poco de aquí o de allá, o para que le ajusten ligeramente o a fondo la maquinaria, según dice él, porque a veces tiene fallos de funcionamiento.

Y, estas últimas semanas, mi amigo ha tenido que permanecer en el hospital en una de estas puestas a punto. ‘Joder, que parecía que me iba a morir, y me dije yo que ni pensarlo, que voy a recuperarme, y, enseguida, empecé a mejorar’, comentaba. Y, efectivamente, mejoró, y, ¿saben ustedes lo que pidió a su familia que quería hacer al día siguiente de su salida del hospital? Pues acudir al encuentro de sus amigos ante una cerveza, (él, un zumo de fruta) en una terraza de la ciudad de Murcia, para charlar sobre las elecciones en Cataluña. Y allí estaba este hombre, un gran ser humano, por otro lado, flaco y castigado por sus problemas de salud, pero lleno de ganas de vivir, y no para hacer cosas que pasen a posteridad, que esas ya las tiene hechas, sino para disfrutar de la sencillez de una tertulia con gente que no grite mucho a la hora de hablar y de la que se pueda escuchar alguna observación interesante entre aquellos que tienen dos dedos de frente o más.

Algunos somos ya mayores, incluso muy mayores. Ante lo inexorable de que el final de esta película puede estar cerca, hay quién, como yo, siguiendo los versos de William Henry Davis, un poeta galés, que se queja de que ‘We have no time to stand and stare’ (no tenemos tiempo de pararnos y quedarnos mirando despacio) digo que ‘My time has come to stand and stare’, es decir, que me ha llegado el momento de pararme y quedarme mirando a mi alrededor, y comprobar que lo que veo es bueno, una familia genial, unos amigos de verdad y una terraza donde disfrutar de una charla entre caras amables, aunque alguna tez esté ya algo arrugada por los años, pero siga siendo la de una buena persona, que sale del hospital y lo que pide, lo que más desea, es una charla tranquila con los amigos.

Suscríbete para seguir leyendo