Michael Ignatieff: "Estamos en guerra, los europeos están muriendo"

GALARDONES

Michael Ignatieff, premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales: "Estamos en guerra, los europeos están muriendo"

Los 50 años de democracia en España son "una de las grandes historias de éxito de Europa", sostiene el flamante ganador del galardón de Ciencias Sociales

El politólogo canadiense Michael Ignatieff, en una foto tomada durante una rueda de prensa en Budapest en 2018

El politólogo canadiense Michael Ignatieff, en una foto tomada durante una rueda de prensa en Budapest en 2018 / EFE

Oriol López

Michael Ignatieff (Toronto, Canadá; 1947) recibió la noticia de que la Fundación Princesa de Asturias le distinguía con su premio de Ciencias Sociales recién llegado a Viena, donde reside. Ignatieff había volado desde Madrid, donde el martes dio una conferencia invitado por la Fundación Ramón Areces. Ayer, a las 11.30 horas, sonó su móvil y, pese al ruido de la terminal del aeropuerto, entendió que era el flamante ganador del galardón.

Ignatieff tiene un currículum inabarcable. Historiador por la Universidad de Canadá, doctorado en Harvard, profesor en varias universidades, llegó a ser rector de la Universidad Central Europea, creada por George Soros y cerrada por Viktor Orbán. Presentador de televisión, autor de series documentales para cadenas como la BBC, columnista de publicaciones como "The Observer" y "The New York Times Magazine". En su incursión en la política activa, llegó a la presidencia del Partido Liberal canadiense y, tras perder las elecciones, ejerció como líder de la oposición. Ignatieff se presenta como un pensador liberal, internacionalista y defensor de la legalidad constitucional. El jurado que ha decidido otorgarle el Princesa de Asturias de Ciencias Sociales aludió a "una original mezcla de realismo político, humanismo e idealismo liberal, donde los valores de la libertad, los derechos humanos, la tolerancia y la salvaguarda de las instituciones son su preocupación fundamental.

Ayer, una vez instalado en su casa, a media tarde, Ignatieff dedicó un rato a conversar, por videoconferencia, con los periodistas españoles y dejó interesantes reflexiones.

En el ring de la política. "Yo estoy sumamente contento, como profesor y académico, de haber entrado en política. Como dirían los franceses: ‘Je ne regrette rien’. Así es la política, se dijeron muchas cosas falsas de mí, cosas que no eran justas. La política es como el boxeo o como el fútbol. Es duro es físico. Si te quejas cuando estás en el ring es que no entiendes dónde estás".

Una historia de éxito. "Hay amargura en la polarización, gente que habla de las eternas divisiones en la sociedad española, pero yo creo que no es así. Después de la muerte de Franco se han vivido 50 magníficos años de éxito en España. La de España es una de las grandes historias de éxito de Europa".

Europa en guerra. "No es que sea un riesgo, es que estamos en guerra, los europeos están muriendo. La cuestión no es esa sino si la guerra se va a extender o no. Creo que mis colegas de Estonia, Lituania, Polonia, Bulgaria, Repíblica Checa... tienen razón cuando dicen que si no detenemos a Putin en Ucrania no podemos estar seguros en las fronteras del resto de los estados europeos. Hay que decirle a Putin que debería estar en la Unión Europea; si no lo está, hay que advertirle de que no se pueden cambiar las fronteras dentro de Europa: ‘Si lo intentas, ¡bum!, te vamos a detener’".

Ucrania es el futuro. "Si Putin viola la soberanía de un estado europeo y aplasta una democracia –Ucrania son 50 millones de personas que quieren vivir en libertad– y lo permitimos no habrá una Europa dentro de 25 años. No estoy defendiendo enviar tropas, habría riesgo de un altercado nuclear, pero si de apoyar a Ucrania, para que las fronteras en Europa estén seguras y ninguna democracia no sea aplastado por el terror y las bombas".

El peligro está en los márgenes. "Deberíamos evitar llamar a alguien populista autoritario y convertirlo en un riesgo para la democracia simplemente porque no nos gusta lo que dice. El peligro de la democracia no es ese, es la gente que se ha situado al margen del orden constitucional. Con Trump el problema no es que tenga una política más o menos de derechas, que nos pueda gustar más o menos, sino si aceptará el resultado de las elecciones. Ese es el problema, mientras juegue con las reglas de la constitución está en casa. Lo mismo con Meloni en Italia, es muy conservadora, yo no comulgo con ella, pero mientras esté dentro de los límites del sistema constitucional todo está bien. Soy optimista y creo que Marie LePen entenderá que no presidirá Francia si no está dentro de esos límites, y si no lo hace el pueblo francés tendrá que levantarse y decir: ‘No, no pasarán’".

"El mundo digital es un zoo donde la gente se destroza; los seres humanos no queremos vivir en un zoo"

El lenguaje como arma. "En la política el lenguaje es un arma, debería ser la única arma. Se fuerza el lenguaje para que se convierta en un instrumento de ideología, yo también lo he hecho, y eso siempre es dañino. Orwell, y otros autores como él, se toman muy en serio la función del lenguaje. Hay que limpiarlo, porque es continuamente traicionado por la política, que lo retuerce y juega con su ambigüedad. Los escritores y los poetas quieren mantener el agua del lenguaje pura y los políticos quieren contaminarla".

La mejor era del periodismo. "He estado en el mundo del periodismo 20 años, lo he amado y sigo amando eso que los americanos llaman la verdad fundamental". "Los periodistas en el bar siempre se quejan de que el periodismo está en extinción, de que sus jefes los van a despedir... Yo veo algo muy distinto. Estuve en Madrid y me sorprendió la cantidad de veces que me entrevistaron, en plataformas digitales serias, formales. Hay muchos medios y un público preparado para pagar por un buen periodismo. Yo me gasto unos 300 dólares al año en suscripciones. Esta es la mayor era, la más justa, la más honesta, escrupulosa del periodismo que he conocido en mi vida, ese no es el problema".

El zoo digital. "Tenemos un mundo digital que vive de escándalos. Es una especie de zoo, donde la gente se destroza, dice barbaridades y se ataca. Tenemos ese mundo doble, el periodismo que consume una clase media, que quiere estar informada, y el zoo digital. Al final la gente se harta de vivir en ese zoo, como se harto de la comida basura y de la pornografía. Nos asquean ciertas cosas. No soy pesimista acerca de eso, porque los seres humanos no queremos vivir en un zoo".

Conectar generaciones. "Soy liberal, pero soy conservador en este punto: debemos educar a nuestros hijos explicándoles que cada generación ha tenido miedo, ha sentido la desesperanza, y lo que queremos es conectar los miedos de todas las generaciones, porque escuchando los de nuestros ancestros podemos superar los nuestros. La gente con más esperanza que he conocido es la gente mayor, que ha vivido épocas duras, que ha llegado al final amando la vida y transmitiendo ese deseo de vivir. En las aulas hay que conectarlos con la fortaleza y sabiduría de nuestros ancestros".

El fracaso de los "boomers". "Yo nací después de la guerra mundial, soy de la generación del baby boom. El legado de mi generación es ambiguo. Creo que el logro cardinal de mi generación fue el de la inclusión, mujeres, inmigrantes, gente de color... todos, esa es nuestra contribución histórica; es posible que nuestro fracaso histórico sea no haber entendido a tiempo la gravedad de la crisis climática".