Cualquiera que haya visto una película sobre el dolor de la pérdida puede notar que la ficción no siempre se acerca a la realidad: muchas veces el dolor desconcertado se presenta de una forma exagerada, al borde del melodrama, o la vida de los protagonistas se pone en pausa ante la muerte de un ser querido. Sin embargo, en el mundo real la vida sigue, avanza, tienes diferentes sentimientos contradictorios por sobre la tristeza. Esta realidad es capturada por Rúnar Rúnarsson en su más reciente película, When the Light Breaks.

La historia es sencilla: sigue a Una (Elín Hall) durante un día en el cual sufre una terrible pérdida. Contada en medio de dos amaneceres, la cinta encapsula en este breve periodo las distintas fases del duelo, emociones y la inevitable continuación de la vida.

Decir mucho más sería ya entrar en terreno de spoilers, pues toda la trama consiste en las interacciones entre Una y distintas personas involucradas en el suceso. El guion, igual de Rúnarsson, prefiere capturar la cotidianidad a través de la sutileza: mediante distintas acciones y conversaciones mundanas en un día tan importante, la historia nos va revelando distintos aspectos de la protagonista y de sus relaciones. La trama también subvierte las expectativas respecto a ciertas dinámicas entre los personajes: donde uno tal vez esperaría conflicto o llanto desbordado, uno se encuentra con reacciones mucho más complejas.

Un acierto de la cinta es no limitarse a tratar la historia en espacios cerrados, sino ambientarla en lugares abiertos o amplios. Esto magnifica el sentimiento de soledad de Una y también ayuda a darle un aire mucho más realista al trabajo. Incluso en escenas interiores, como un bar o una iglesia, la cámara usa varios planos abiertos que nos mantienen a distancia de las emociones de Una, quien trata de ocultarlas al mundo, y se reserva los planos cerrados para momentos de verdadera catarsis o conflicto emocional.

El director también maneja un buen ritmo, pues la cinta fluye sin trabas o pesadez aunque en realidad no ocurre gran cosa. Los pequeños momentos que hilan la historia se sienten naturales y genuinos, al igual que las actitudes de los personajes frente al hecho, lo cual permite una mayor inmersión en este mundo. La vivencia del duelo no está sobrecargada de emoción, sino más bien nos tiene intrigados de por dónde va a ir el viaje de Una y cómo afrontará la situación.

Sin embargo, dicha naturalidad y sutileza también deja la sensación de que la película apenas está empezando cuando ya está por terminar. Al dejar varias cargas emocionales para el tercer acto y enfocarse en un solo acontecimiento explorado a través de situaciones sencillas, es inevitable no sentir como si una historia más grande estuviera por revelarse, como si este fuera el primer acto de una cinta más extensa. Tal vez esta sea la intención de Rúnarsson: dejarnos con la sensación de que algo más está por venir, hacernos reflexionar sobre cómo incluso después de una pérdida todavía queda bastante por contar. 

When the Light Breaks es una cinta cuyo tratamiento sutil y contenido la diferencia de otras películas de duelo, pero también deja al espectador con ganas de tal vez conocer un poco más de lo que sigue después. Es un estudio de personaje bien llevado con interesantes reflexiones, aunque se pudo haber beneficiado de una duración un poco más extensa.

“When the Light Breaks” fue la película de apertura de Un Certain Regard en el Festival de Cannes 2024.

Foto de portada cortesía de THE PR FACTORY.