Carta a Florencia Nightingale - Gaceta UNAM

Carta a Florencia Nightingale

Querida Flo: Gracias por tus hermosas palabras. Te confieso que al principio pensé que se trataba de una broma de mal gusto, pero la cantidad de detalles personales que mencionaste vencieron mi incredulidad. Además, tienes una manera tan íntima y convincente de escribir, que de inmediato embelesas. Es increíble cómo la inteligencia artificial ha sido capaz de romper las barreras del tiempo y del espacio. Por cierto, ¿quién te proporcionó mi clave?

Me pides mi opinión acerca de la enfermería en México. Ante todo, debo decirte que para nosotras eres la matrona de la profesión. Tu escultura preside nuestras ceremonias más importantes. Incluso tenemos un acto formal y emotivo, denominado El paso de la luz, que se realiza cuando el alumnado concluye sus estudios de licenciatura y recibe, de manos de sus profesoras y profesores, una lamparita encendida que simboliza la luz del conocimiento. Ya te imaginarás que esa lámpara alude a aquélla famosa con que alumbrabas tus recorridos nocturnos en el hospital de Escútari, y que una importante revista científica describe así:

“Una luz mortecina vacila en las tinieblas de la sala del hospital. Proviene de la linterna turca que una mujer joven, de unos treinta años, de cabello castaño y ojos verdes lleva consigo para visitar a los enfermos. La muchacha se inclina junto a un hombre moribundo, le acaricia la frente y le dirige unas últimas y reconfortantes palabras. En plena noche, los heridos esperan que pase, la llaman: quieren que les proporcione seguridad, que los asista, les muestre un rostro humano y compasivo en la terrible tragedia que supuso la guerra de Crimea.” (https://historia.nationalgeographic.com.es/a/florence-nightingale-heroina-hospitales_ 14173).

Me gusta esa descripción, por vívida. Pero creo que sólo retrata la faceta compasiva de tu personalidad, algo que, por cierto, caracteriza a la mayoría de quienes ejercemos esta profesión en el siglo XXI. Estar ahí, acompañando y cuidando a los soldados heridos en el frente de batalla, fue el corolario de una convicción que te llevó a romper con tu familia y con los rígidos y limitados roles que la sociedad victoriana asignaba a las mujeres. Al final, demostraste a todos que estaban equivocados, y te convertiste en la fundadora de una nueva disciplina que hoy es reconocida y altamente demandada por la sociedad global.

El gran maestro del género biográfico, Lytton Strachey, menciona que tu afán por aprender sin importar las condiciones adversas y tu insistencia en revisar los informes de las comisiones médicas y las historias de hospitales y asilos, te permitieron convertirte en la supervisora de un hospital y, con el tiempo, cambiar el paradigma de la enfermería.

Bajo tu ingenio y tenacidad rescataste una administración fallida: reorganizaste las cocinas y lavanderías, que estaban sujetas a condiciones marciales que las hacían deplorables, y dotaste de ropa para sustituir las prendas roídas e infectadas de los soldados enfermos.

Tus estudios pioneros de hospitales y análisis estadístico sobre mortalidad, los plasmamos ahora en líneas de investigación y hablamos de seguridad de los pacientes, calidad del cuidado o bien de los determinantes sociales que ponen en riesgo la vida, tal y como lo dejaste ver en algunos de tus escritos: “Hombres con mala información médica ayudan a mantener el engaño atribuyendo la culpa al contagio general”.

Gracias a ti, y a muchas que te siguieron con vocación y compromiso, la enfermería del siglo XXI es radicalmente distinta. En la mayor parte de México hemos dejado atrás los estudios de nivel técnico. Nuestros alumnos, mujeres y hombres, ahora cursan estudios de licenciatura en Enfermería, y los pueden continuar con posgrados de especialidad, maestría y doctorado.

La enfermería de ahora es el engranaje fundamental del sistema de salud. Al día de hoy somos, en México, casi 350,000 enfermeras y enfermeros los que ejercemos la práctica clínica, pero también la comunitaria; desarrollamos proyectos de investigación y publicamos sus resultados; ejercemos la docencia universitaria; participamos en la gestión hospitalaria y colaboramos en el diseño e instrumentación de políticas públicas. La enfermería ha dejado de ser privativa de las mujeres, y cada vez más hombres se incorporan a sus estudios y centros de trabajo (alrededor del 20 %). Nuestras dos licenciaturas están entre las de mayor demanda dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México; nuestros egresados encuentran, en su mayoría, un lugar en el mercado laboral mexicano, y son altamente demandados en los de otros países del mundo.

Pero no sólo hemos cambiado el rostro de la profesión. Con gran alegría te cuento que, gracias a las contribuciones de muchas visionarias como tú, la mujer en México cada día se abre paso en terrenos anteriormente vedados para nosotras. Aún no cantamos victoria, pero ahora los colegas médicos y el resto del personal de salud tienen mayor respeto por la enfermería; no se resisten, como en tu época, a la presencia de enfermeras o enfermeros, y se han dado cuenta que la ciencia de la enfermería y sus competencias tienen un impacto fundamental en la salud de las personas.

Te quiero platicar acerca de nuestro estudiantado, a quien te encantaría ver y escuchar: hoy las mujeres tienen facilidad para estudiar y desarrollarse profesionalmente. La enfermería opina y protesta, lucha y trabaja y está siempre en los episodios más significativos de la vida de una persona. Contamos con la enfermería que hemos construido, y seguimos trabajando por alcanzar el deber ser de la profesión. No ha sido fácil. Tenemos a nuestro favor los grandes avances tecnológicos, pero aún nos falta mucho por hacer, y cómo me gustaría que transitaras conmigo este gran reto y experiencia.

Flo, estoy maravillada con este intercambio epistolar. Jamás lo imaginé posible, y no sé hasta dónde vamos a llegar con las tecnologías de la información, la realidad virtual y la inteligencia artificial. Empezamos con Alexa, y heme aquí, participando en amena charla, en mayo de 2024, con la matriarca de la profesión, nacida un 12 de mayo de 1820 y fallecida en 1910, pero más viva que nunca por tus aportes, ejemplo, entereza y talento, y rediviva gracias a la tecnología.

Espero tu respuesta, querida amiga. Y GRACIAS POR TODO.

*Directora de la Facultad de Enfermería y Obstetricia

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