La gestión de la verdad y la mentira en ‘educación II – Tribuna de Querétaro
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La gestión de la verdad y la mentira en ‘educación II

La relación entre verdad y mentira es tan compleja, que gran cantidad de estudiosos se han dedicado a analizarla históricamente (p.e. J. Derridá), intentando comprender lo que está en juego tras ella.

Si se define a la mentira como ‘una expresión que es contraria a lo que uno piensa, sabe o siente’, podemos distinguir que, en el cuento de la Caperucita Roja al que me referí en mi artículo anterior, hay dos formas distintas de mentir: la del lobo que engaña a Caperucita, y la de Perrault que narra la historia. El lobo sabe que miente, al hacerse pasar por su abuela, para conseguir así la confianza de la niña y poder comérsela. Perrault, sabe que los lobos no hablan, sin embargo narra como si lo hicieran. En el primer caso, quien miente tiene como propósito aprovecharse de la inocencia de su interlocutora, en pro de su interés egoísta, sin importar el daño que pueda hacerle. En el segundo caso, la ‘mentira’ busca advertir a la gente inocente del cuidado que debe tener frente a la gente extraña, pues hay personas que pueden hacer daño.

Además de prever peligros, los cuentos desempeñan diversas funciones educativas desde la antigüedad. Las fábulas, p.e., o historias en que los animales se portan como humanos, enseñan diversos valores o principios morales mediante ‘moralejas’ y advierten sobre las consecuencias de no seguirlos.

Por su parte, el psicoanalista Bruno Bettelheim, en su libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, expone cómo estos relatos colaboran con la educación afectiva, permitiendo a niñas y niños liberarse de angustias, a identificarse con héroes o heroínas, ‘que siempre triunfan’ y, a pesar de todas sus desventajas, logran vencer a monstruos por su astucia y valentía.

Un ejemplo de cómo una mentira contribuye a preservar la salud mental de un niño pequeño lo ofrece la película La vida es bella, de Benigni, en la que un papá hace todo lo posible por crear un ambiente sano para su hijo de sólo 6 años, en un terrible campo de concentración nazi, haciéndole creer que todo lo que viven ahí ‘es sólo un juego’. Considerando que en esas condiciones está en riesgo la integridad psíquica del pequeño, parece innecesaria la pregunta de si eventualmente es legítimo mentir. Sin embargo, los reproches de menores cuando descubren que ‘los Reyes Magos no existen’, que les hizo daño haber vivido ‘en una burbuja’, o que hay secretos familiares, llevan a prever que las ‘mentiras piadosas’ pueden desencadenar más adelante problemas de desconfianza vital.

Además de los cuentos hay otro tipo de ‘mentiras’, llamadas mitos. En ellos, no es un individuo quien ‘miente’, sino todo un pueblo. Según el psicoanalista Rollo May, ‘un mito es una forma de dar sentido a un mundo que no lo tiene. Los mitos son patrones narrativos que dan significado a nuestra existencia’ y que acompañan a la humanidad desde su etapa más primitiva. ‘La creación de mitos es un proceso esencial para la adquisición de la salud mental, y el terapeuta sensible no puede despreciarlo’. Los mitos religiosos o los mitos fundacionales buscan explicar diversos misterios de la vida, generando en los pueblos sentido de identidad, de orgullo y cohesión social, aunque también pueden despertar pasiones destructivas de miedo y odio frente a otras naciones (p.e. Israel y Palestina).

Ante estas consideraciones, ¿cómo enfrentar el desafío de educar afectiva y moralmente a las nuevas generaciones?, ¿cómo orientarlas en el campo minado de la sociedad actual, en la que no es fácil saber, qué es verdad, qué mentira, quién miente o cuándo es válido mentir y cuándo no?

El filósofo Egan Kieran propone una guía pertinente en su obra Mentes educadas, analizando diversos ‘modos de comprensión’, que experimenta la humanidad a lo largo de la historia (sociogénesis) y que parecen coincidir con las diferentes etapas por las que atraviesan los individuos (ontogénesis).

Su propuesta no sólo da pistas sobre cómo educar a las nuevas generaciones, sino puede servir de brújula en el mar de confusiones que hoy experimentamos todos, en especial en estos tiempos electorales. (Continuará).

Carmen Vicencio

Miembro del Movimiento por una educación popular alternativa (MEPA) maric.vicencio@gmail.com

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