PADRES QUITANIEVES SOBREPROTECTORES INSEGURIDAD | Si tienes padres ‘quitanieves’, serás un adulto inseguro

Si tienes padres ‘quitanieves’, serás un adulto inseguro

Cuando se es sobreprotector con los hijos, se les está negando la posibilidad de cometer errores y aprender de ellos

“Se les anula a nivel cognitivo y emocional”

Una pareja se divierte con sus dos hijos pequeños

Una pareja se divierte con sus dos hijos pequeños / PEXELS

Cuando una persona se convierte en madre o padre sus prioridades cambian hasta tal punto que uno mismo deja casi de existir. Todos los esfuerzos y atenciones se centran en esos pequeñines indefensos que dependen al cien por cien de sus cuidadores. Y actualmente eso sucede todavía más. Y es así porque criamos de forma diferente, tratando de practicar una crianza respetuosa, y porque normalmente se tienen pocos hijos. De hecho, hoy, tener dos solo es apto para valientes. Todos estos factores unidos dan como resultado niños que son el centro de atención de padres, abuelos y tíos. Y deben estar atendidos, por supuesto, pero es fácil caer en la sobreprotección, algo que es negativo para el niño y para los padres.

Padres ‘quitanieves’

‘Quitanieves’ es el término que se ha popularizado para definir a esos padres que bajo ningún concepto permiten que sus hijos se frustre por cometer errores o que experimenten cualquier situación que les haga sentir miedo. Son padres que terminan los deberes por sus hijos, que les preparan el bocadillo cuando ya tienen una edad, que les eligen la ropa... En definitiva, “son padres que no les dejan hacer las cosas que ellos ya saben hacer solos”, explica la presidenta de la Sección de Psicoloxía Educativa del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia, Manuela del Palacio, que trabaja como orientadora en el IES San Tomé de Freixeiro, en Vigo.

Esa necesidad de control permanente de los padres sobreprotectores “nace del deseo de que su hijo sea feliz, pero adoptan unas estrategias que no son las adecuadas para educarlos”, señala la experta. “No permiten que sus hijos, si son pequeños, se confundan, o si son mayores, que tomen sus propias decisiones, porque ya lo hacen por ellos. Les están anulando”, indica.

Una pareja pasea con su hijo

Una pareja pasea con su hijo / PEXELS

Algo muy recurrente, cuando los niños son pequeños, es decidir hacer las cosas por ellos para ir más rápido porque estamos siempre estresados y corriendo para llegar a todo. “Es vital organizarse, tener unas normas y unos límites en casa, que es lo que echamos de menos a veces el profesorado en los centros”. De hecho, explica la psicóloga educativa, este tipo de padres sobreprotectores son incapaces de aceptar los errores de sus hijos. “Si un profesor los llama para comentar, por ejemplo, algún mal comportamiento en su hijo, creen al niño. Es algo que estamos viendo en los centros y flaco favor se les hace a los pequeños”.

Generación de cristal

A los padres sobreprotectores se le ha acuñado el término ‘quitanieves’ y a los jóvenes resultado de esa crianza, se les llama ‘generación de cristal’. Una denominación que hace referencia a esos jóvenes y adolescentes contemporáneos con baja tolerancia a la crítica y a la frustración, que demandan constantemente reconocimiento debido a una autoestima insegura y a una marcada indecisión a la hora de tomar decisiones.

“Cuando se sobreprotege a un niño, ese pequeño no va a avanzar, y no solo a nivel emocional, tampoco a nivel cognitivo. Hay que tener en cuenta que la mayoría de nuestras conductas nacen por imitación y luego por ensayo y error. Tú tienes que aprender por ti mismo que hay situaciones en las que vas a fracasar y otras en las que no, pero eso te lo va enseñando la vida”, explica.

Consecuencias

Cuando un padre es protector en exceso con su hijo, ese niño se convierte en una persona dependiente. “Al necesitar del adulto para resolver cualquier situación, ese niño no conseguirá ser autónomo nunca”. La inseguridad es otra de las características que suelen verse en menores con padres ‘quitanieves’. “El niño debe aprender de sus errores porque la vida es un continuo ejercicio de ensayo y error. La falta de confianza y de autoestima son inherentes a una crianza sobreprotectora. Al no enfrentarse a retos, no saben lo que valen, y no aprenden a confiar en sus propias competencias y habilidades”, explica la psicóloga y orientadora.

Una madre ata los zapatos a su hijo

Una madre ata los zapatos a su hijo / PEXELS

Por ello, la experta aclara que cuando un niño ya tiene la competencia adquirida en algo, “hay que dejar que lo haga solo”, apunta. “Los padres tienen que aconsejar y vigilar. Cuando son adolescentes hay que dejarles decidir, por ejemplo, qué van a seguir estudiando. También es vital darles responsabilidades adecuadas a su edad: que pongan la mesa, que hagan recados, que lleven a pasear a la mascota... Pero es vital hacerle saber que en toda familia cada miembro tiene un rol y una responsabilidad, y él o ella también los tiene”.

Una crianza muy distinta

Las familias de hoy, por lo general, tienen más dinero y son más pequeñas que antes. Es por ello que les pueden ofrecer muchas más comodidades y caprichos a sus hijos. La mayoría de familias se centra en el rendimiento académico de los niños y no les preparan para la vida. Así vemos adolescentes que saben inglés y francés a la perfección, pero que no son capaces de orientarse en la calle o que jamás hacen su cama. Además, los padres de hoy viven muy ocupados y estresados, lo que hace que el poco tiempo que pueden pasar con ellos, quieran hacerles felices. Muchos padres, cansados, no se atreven a decir un ‘no’ que conlleve una rabieta, y tampoco tienen tiempo para esperar a que los niños se aten los zapatos antes de salir de casa...

Y no, los padres no tienen la culpa de todo lo que les pasa a sus hijos, pero sí es cierto que, a veces, intentando hacerlo lo mejor posible, perjudican a sus hijos, y sobre todo, al adulto que serán.