Carlos Alberto Botero Roldán

Milei acusó al empresariado

Carlos Alberto Botero Roldán

La semana pasada el presidente argentino Javier Milei viajó a Los Ángeles para participar como ponente en el foro económico organizado por Milken Institute, donde envió un mensaje a las empresas del mundo. Les comparto este fragmento:

“Un empresario exitoso es un benefactor social, porque en el capitalismo de libre empresa solamente es posible ser exitoso sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad o de mejor precio. Y si ese empresario no lo está haciendo bien, podrá aparecer otro que pueda brindar el mismo bien a un mejor precio, o el mismo precio con mejor calidad; los empresarios brindan puestos de trabajo y progreso en toda la sociedad”.

¿Empresarios benefactores sociales? ¿sirviendo al prójimo? Veamos la realidad y la ficción que enmarca este postulado.

Es verdad, gracias a las empresas alineadas al orden gubernamental la pobreza multidimensional se redujo hasta un 18%, cuando en el siglo XVII representaba el 95% de la población mundial.

Desde ese siglo aumentó significativamente la expectativa de vida de la población, despertó la revolución científica y con ella una calidad de vida proporcionada por la electricidad, la refrigeración, la televisión y los antibióticos, todo mientras crecía el PIB per cápita mundial unas 150 veces.

Pero, por otro lado, no es preciso pensar que la mayoría de las empresas actuaron con intenciones genuinas de servir al prójimo, cuando por años concertaron con la competencia la obsolescencia planeada y los precios base de sus productos a través de carteles, mal utilizaron los recursos naturales, sabotearon nuevas tecnologías que les entorpecería su control del mercado, evadieron sus obligaciones en paraísos fiscales y deshumanizaron las empresas; hoy son más las bienintencionadas.

Lo cierto es que los más fieles creyentes del sistema capitalista, olvidamos que 15 años antes que se escribiera la obra más importante de la economía “La riqueza de las naciones”, su autor Adam Smith quiso proporcionar a sus futuros seguidores más fundamentos éticos para leer con otros lentes los conceptos de la libre empresa, la libre competencia y el libre comercio.

Su obra “La teoría de los sentimientos morales”, daría las claves para no perder la naturaleza de la moralidad y la empatía humana cuando el capitalismo diera sus frutos, pero al parecer muchos se saltaron ese tomo. Nos hubiésemos evitado tantos errores que hoy tiene inconforme a una parte de nuestra población colombiana. Nunca es tarde para hacer un capitalismo más consciente.

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