internet muerto

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Es un tema del que llevamos hablando, literalmente, décadas.

Sin ir más lejos, revisando la hemeroteca me he encontrado con este análisis que hacía en 2013 sobre el cada vez mayor número de bots que pululan por la red.

Por aquel entonces, el tráfico no humano ya se cuantificaba en el 61,5% de todo el tráfico mundial.

Ahí es nada.

Usuarios máquina

Fíjate que ya hablaba hace más de diez años de cómo Twitter se estaba volviendo un páramo yermo, repletito de bots y cuantas falsas.

Para que luego nos venga Elon a decir que la única solución que ve, diez años más tarde, es pagar.

Cómo no, los datos hay que pillarlos con pinzas, y es que parece que hoy todavía no tenemos claro qué separa un bot de una persona. O, mejor dicho, qué es un usuario humano y qué es un usuario bot.

La empresa de ciberseguridad Imperva sugiere (EN) que la teoría esa del Internet muerto está convirtiéndose en realidad.

Que nos falta poco para que Internet sea un lugar habitado prácticamente por usuarios máquina.

Según sus datos, en 2023 el 49,6% de todo el tráfico de internet provino de bots. Es un 2,1% más que en 2022, y supone la cifra más alta desde que en 2013 comenzaran a monitorizar ese tipo de datos.

En el informe diferencian entre los robots «buenos» (17,6%, crecen un 0,3% desde 2022) y los «malos» (32%, crecen un 1,8%), que son los que contaminan los contenidos en internet.

Automatismos bien

Entre los buenos, se entiende que están los automatismos.

Los mismos que, por ejemplo, un servidor lleva a cabo (y enseña a terceros a realizar) para publicar todo lo que publico en redes sociales.

Por que a ver si te piensas que quien escribe estas palabras está cada día, y durante varias horas, publicando contenido.

Nada más lejos de la realidad.

Preparo este tipo de textos generalmente una semana antes, y me tiro una mañana entera programando el contenido de la siguiente semana.

Además, tengo autolistas que re-publican contenido previamente creado por mi en algunas redes sociales. Y esto abarca desde textos con enlaces, pasando por fotos/creatividades, stories y reels.

El tema es que, en efecto, estoy de lunes a viernes publicando varios contenidos al día. Pero todo está programado.

Mientras tanto, un servidor se dedica a otras tareas de bastante más nivel, como es el hecho de dar paseos con mi familia, o ya puestos, llevar a cabo los trabajos por los que me pagan los clientes.

Botnets mal

En el otro lado de la balanza, otros automatismos, pero con fines para nada halagüeños.

Hablo de la ingente cantidad de botnets que pululan por la red.

¿Sus objetivos?

Que si ataques de denegación de servicio, que si campañas de desinformación, que si scraping de puertos con vulnerabilidades…

Esta página, sin ir más lejos, está protegida con CloudFlare, un proxy inverso del que ya he hablado demasiado (teniendo en cuenta que no me pagan por ello). Y cada mes recibo el informe analítico con gigas de tráfico bot cuyo único objetivo es causar ruido… cuando no hacer daño.

Y hablo de GIGAS de datos perdidos en tráfico web. GIGAS.

Pues imagínate lo que puede estar soportando cualquier web «de verdad», como puede ser una Wikipedia, o un Facebook.

Como puede ser la propia Google.

Un Internet para humanos

El tema es que de ese estudio se desprende que Internet va a dejar de ser para las personas, y pasará a ser para los verdaderos «usuarios».

Y un servidor tiene sus dudas.

¿Que por qué?

Pues porque en nuestra mano está el decidir qué queremos que sea la Red de Redes.

Si aceptamos que no nos importa consumir contenido creado por la máquina, en efecto, acabaremos siendo la excepción en ese océano de paja.

Por contra, si preferimos seguir comunicándonos con humanos, vamos a poder hacerlo.

Basta que tú, ahora mismo, estés aquí consumiendo esto y no dejándote llevar por los cantos de sirenas de todos esos medios automatizados que salen al calor del ChatGPT de turno, para atestiguarlo.

Ya dije en su día que esto de escribir en Internet es de viejos nostálgicos y locos.

Que lo cómodo es lo otro.

Pero mira, un año más seguimos por aquí.

  • Y mientras esos viejos nostálgicos y locos sigamos sintiendo que hay una audiencia HUMANA con la que entablar conversaciones cívicas, probablemente seguiremos aporreando teclas.
  • O grabando vídeos.
  • O programando contenido para redes sociales.

Como la mayoría de cosas en la vida, somos nosotros quienes decidimos qué queremos hacer.

Y con esas decisiones, conformamos el mundo que nos rodea.

Es tan fácil como suena.