Informar, un deporte de riesgo en la Rusia de Putin - eldia.es

Libertad de prensa

Informar, un deporte de riesgo en la Rusia de Putin

Advertencias legales, detenciones y causas penales son algunos de los obstáculos que sufren los profesionales que viven en el país euroasiático

La policía rusa detiene a una persona en una protesta en Moscú.

La policía rusa detiene a una persona en una protesta en Moscú. / EFE

Àlex Bustos

El inicio de la guerra con Ucrania tuvo muchas consecuencias a nivel interno en Rusia. Una de ellas fue que el Gobierno apretó aún más las tuercas a los periodistas críticos, lo que provocó un importante éxodo de profesionales de la información. Con la mayor parte de los medios independientes trabajando desde el exilio, desde países como Georgia, Armenia, Estonia y Lituania, entre otros, los que se quedaron se han topado día sí y día también con dificultades, multas y detenciones. Incluso los corresponsales extranjeros, en menor medida que los locales, han visto cómo la policía les va a buscar a sus domicilios particulares si acuden a manifestaciones de madres de soldados, les advierte y en ocasiones más extremas incluso les expulsa del país o les detiene, como es el caso de Evan Gershkovich, acusado de espionaje.

El último año ha sido un calvario para los que decidieron quedarse. Esto ha ido más allá de las etiquetas de "agente extranjero" y "organización indeseable" que han otorgado a periodistas, medios y activistas, que además de la obvia connotación negativa que tienen conllevan consecuencias legales que se acentúan con el tiempo. La última de ellas fue aprobar que cualquiera que sea agente extranjero no pueda presentar a ningún tipo de elección para un cargo público.

Cuando detuvieron a periodistas que trabajan para medios extranjeros como AP, Deutsche Welle, Reuters y Forbes, las autoridades rusas cruzaron una línea roja nueva que manda un aviso a navegantes. Katia, una periodista que trabaja con medios exiliados y extranjeros -prefiere no aclarar públicamente cuáles- explica que “la situación con los periodistas aquí (en Rusia) está deteriorándose constantemente”. “Cuando ves lo que les pasa a tus compañeros de profesión siempre imaginas que tú puedes pasar a ti” explica. Asegura que busca constantemente "señales de que te vigilan, como recomiendan mis colegas y abogados".

A domicilio

Aunque para muchos su casa es su refugio donde estar tranquilo, para Katia no es así. "Me siento más segura fuera que en casa porque si te vienen a buscar a casa, no puedes escapar y eso no te pasa cuando estás fuera y tienes más espacio para maniobrar". “La expresión ‘mi casa es mi castillo’ no me vale a mí”, abunda para añadir: "Antes lo habitual era que si detenían a un periodista, las autoridades empezaban una causa administrativa contra él y se podía topar con una multa o un arresto de 10-15 días, una advertencia para que esa persona se fuera de Rusia. “Ahora, si te arrestan, se acabó, 'game over'” añade esta periodista.

Corresponsales de diferentes medios extranjeros certificaron que a ellos también les vinieron a buscar a sus domicilios particulares tras cubrir manifestaciones de madres y esposas de soldados en el frente ucraniano. Este tema parece, junto a todo aquel que implica al mismo Ejército, el más crítico para el Kremlin, que no deja ni un resquicio para ser comentado.

Algo que complica aún más es que la presión no solo viene de las mismas autoridades, sino de sus conciudadanos, que “buscan espías, enemigos del pueblo, y hacen denuncias”. La situación ha empeorado respecto al 2022 o 2023. Lo ejemplifica con una anécdota que vivió en el tren cuando hablaba en inglés con un editor de un medio extranjero. “Aunque hablaba de forma calmada, uno de los pasajeros se me acercó y me gritó ‘speak Russian, motherfucker!’” narra la periodista. Ella misma apunta que hay gente de su familia a la que no le cuenta a qué se dedica debido a que sospecha que podrían llegar a entregarla "al mismo FSB (Servicios Secretos rusos)". "No son familia cercana que creen que "los medios independientes son espías".

Textos sin firmar

Alec, fotoperiodista que trabaja para medios como AP y 'The Moscow Times' – tildado de agente extranjero por las autoridades rusas – también cree que la situación ha ido a peor exponencialmente. “Ahora la policía se siente libre de registrar tu teléfono y tu cámara cuando te detiene, incluso cuando cumples con todas las leyes y llevas la acreditación y el chaleco de prensa” asevera. Recalca que “hacen el trabajo aún más difícil que antes”. Su entorno le apoya, entienden que "el trabajo es trabajo", a pesar de que en el último año le han detenido en dos ocasiones e incluso ha recibido una "advertencia oficial" por cubrir manifestaciones de la oposición. "Este documento dice que me han visto en una protesta no autorizada y viene a decir que debería evitar participar en más en el futuro" detalla.

Un redactor de un medio extranjero que trabaja en Rusia explica, bajo anonimato, que han aumentado las precauciones para proteger a sus empleados locales. “Desde hace mucho tiempo no firmamos ninguna pieza que se haga desde Moscú” explica. Añade que es una política que se hace por precaución, para asegurar que "no hay ningún problema" para estos periodistas, que deben trabajar sin ningún eco mediático para cubrirse las espaldas.

Considera que es preferible “trabajar así que dejar de explicar Rusia al exterior porque en estos tiempos es muchísimo más importante que nunca”. Es algo parecido a lo que cuenta Svetlana –nombre ficticio– que asegura que su medio independiente, que trabaja mayoritariamente desde fuera de Rusia, “cubre las espaldas de los que siguen en el país, pero no podemos dar detalles de cómo lo hacemos por razones obvias”. No tienen planeado dejar de contar con los que por ahora, se mantienen en el país euroasiático.

Sin embargo, manifiesta con algo de optimismo que a pesar del mal clima actual el periodismo “sobrevivirá y luchará, porque el interés y la necesidad de medios independientes crece día tras día y dependerá de blogueros”. Es lo mismo que cree Alec, que apunta que “es importante seguir informando y alguien tiene que seguir haciéndolo, incluso aunque sea peligroso". "Siento que la sociedad rusa necesita medios independientes”, añade. Es por ello que, aunque le han propuesto abandonar Rusia, ha declinado la oferta.

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