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Melancolía y contemplación en Robert Häusser

- Alejandro García Abreu - Sunday, 19 May 2024 11:20 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Este año se celebra el centenario del nacimiento del virtuoso fotógrafo alemán Robert Häusser (Stuttgart, 1924-Mannheim, 2013). Pionero de la “fotografía subjetiva”, su trabajo representa una condición interior. En este texto se conmemora la trayectoria del artista y, particularmente, una de sus obras maestras: ‘Banco bajo la lluvia’ (1942).

 

Una imagen del desasosiego nocturno

Conservo en mi mesa de trabajo la reproducción de una de las obras maestras del fotógrafo alemán Robert Häusser (Stuttgart, 1924-Mannheim, 2013). Se titula Banco bajo la lluvia (1942). Al contemplarla, lucubro que las condiciones climáticas cambiantes pueden narrar historias. Estimulan la imaginación. Al capturar una imagen de noche, como hizo Häusser con su portentosa fotografía pluviosa –donde la exposición sutilmente prolongada muestra la lluvia iluminada por una farola cayendo sobre un banco y bañando el asfalto–, se suscita la desolación.

Suscribo lo escrito por Torsten Andreas Hoffmann, fotógrafo nacido en Düsseldorf en 1956, en The Art of Black and White Photography [El arte de la fotografía en blanco y negro]: en el caso de Häusser, la melancolía se puede expresar a través de las circunstancias variables del clima. El sentimiento de tormento o desasosiego se refleja en un espacio solitario, de noche.

 

La “fotografía subjetiva”

Häusser –uno de los fotógrafos más importantes de la historia, teórico del arte de la lente– ganó el Premio Internacional de Fotografía de la Fundación Hasselblad en 1995, uno de los galardones más importantes del ámbito creativo que concernió al experto alemán.

La Fundación se expresó de la siguiente manera sobre la elección del ganador del premio:
“Häusser es uno de los principales artistas pictóricos de la fotografía alemana […]. Su trabajo puede describirse como una extensión y un desarrollo del género de la ‘fotografía subjetiva’, que se realizó y obtuvo considerable aclamación en Europa durante los años de la posguerra. Sus estudios gráficos y llenos de significado sobre paisajes y arquitectura combinan una fina simplificación de lo esencial de sus temas con un tono silenciosamente amenazante. El trabajo de Häusser revela una intrincada interacción entre superficie y profundidad.”

El prestigioso galardón ha sido entregado, entre otros, a fotógrafos tan significativos como Lennart Nilsson, Ansel Adams, Henri Cartier-Bresson, Manuel Álvarez Bravo, Irving Penn, Ernst Haas, Hiroshi Harnaya, Édouard Boubat, Sebastião Salgado, William Klein, Richard Avedon, Josef
Koudelka, Sune Jonsson y Susan Meiselas. En otoño de 1989, la Fundación inauguró el Centro Fotográfico Erna y Victor Hasselblad en Gotemburgo, Suecia.

Los miembros de la Fundación evocaron la vida y obra del artista alemán: desde muy temprana edad quedó fascinado por las pinturas de Rembrandt debido a su iluminación prodigiosa. Después de la segunda guerra mundial pasó los siguientes años como agricultor y en 1950 combinó dicha labor con sus estudios de arte en Weimar. Fotografió a trabajadores agrícolas y capturó sus primeros paisajes. Las imágenes se caracterizan por sus contrastes de luz y oscuridad y por su tono lúgubre.

El historiador y curador Lothar Romain (Geilenkirchen, 1944-Berlín, 2005) –recordaron los miembros de la Fundación– dijo que “el período de luz de Häusser no irradia felicidad ni calidez, sino soledad y frío”. En 1954, las piezas de Häusser “recuperaron el estilo taciturno y dramático que caracterizó sus primeros trabajos. Las imágenes son ricas en contrastes y están impregnadas de quietud. Hay una sensación de finalidad en la atmósfera de cada una”. Su lenguaje pictórico resultó una expresión rotundamente estética.

Häusser confesó: “No uso la fotografía para intentar producir una imagen autónoma de la realidad. Me interesa la interpretación de la realidad. Yo utilizo a la fotografía para representar una condición interior.”

 

La luz emitida por una farola

En Banco bajo la lluvia, Häusser transforma la noche en una imagen fulgurante a través de la iluminación de una farola. Durante el tiempo de exposición cada gota se convierte en una estrella en movimiento perpetuo. Se convierte en un símil de las fotografías del cielo nocturno.

El fotógrafo especula sobre el vínculo entre la realización y la interpretación de las imágenes. Para Häusser, la melancolía es imprescindible para la contemplación. Observador de las alteraciones y calamidades –incógnitas, en múltiples casos–, utilizó su cámara para –como suele ocurrir en todas las artes– explorarse a sí mismo. Pienso que toda su obra –de extraordinaria sensibilidad, capacidad técnica, absoluta pasión y desarrollo alquímico; y en particular la fotografía referida– es la muestra de estados anímicos. Se trata de la percepción de un artista de la tristeza y del tiempo presente. La pieza que compete a estas líneas es el enaltecimiento de distintos elementos que, en 1942, consideró parte de su propia existencia.

 

 

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