‘La Suprema’, de no aparecer en el mapa, a tener su película
En esta vereda del corregimiento de Matuya, jurisdicción de María La Baja (Bolívar), se grabó la cinta que lleva el mismo nombre y que se alzó con el Premio del Público en el FICCI.
¿Para dónde van? Pregunta curiosa la vendedora de una estación de servicio en la bomba de gasolina ubicada a un costado del peaje de Gambote.
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-Vamos para La Suprema, respondo.
-¿Dónde?, replica la mujer como si le estuviera hablando de un lugar inexistente.
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-La Suprema, una vereda del corregimiento de Matuya, en María La Baja, le digo para tratar de ubicarla aunque yo tampoco sabía muy bien hacia dónde me dirigía.
-Ah, claro. ¿Y qué van a hacer allá?
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-Vamos a proyectar una película que se grabó allá, ellos actuaron y es la primera vez que la van a ver en la vereda.
-Ah, sí, creo que supe de esto por Instagram, finaliza la mujer.
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En esa breve interacción pude constatar que La Suprema es quizá uno de los lugares más recónditos de este Caribe mágico. Saliendo de las imponentes murallas de Cartagena de Indias un grupo de periodistas, incluído quien escribe, y el equipo de la película que lleva el mismo nombre nos dirigimos durante unos 56 kilómetros para llegar a esta vereda y llevarles una proyección de cine por primera vez. Y, mejor aún, para verse ellos mismos en la gran pantalla.
Y es que los habitantes de este pequeño lugar que no aparece siquiera en los mapas, son los protagonistas de este largometraje en el que en una ficción narra lo que día a día tienen que vivir.
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En la película, Laureana, una adolescente afrocolombiana sueña con ser boxeadora. Cuando se entera de que su tío se medirá por el título mundial y el evento será transmitido en vivo por televisión, ella y la comunidad harán hasta lo imposible para ver la pelea, aunque en su pueblo no haya electricidad y mucho menos un televisor.
En la ficción no hay luz. En la realidad no tienen agua potable. Y así, tomando como excusa el boxeo, narran una historia en la que se evidencia el abandono estatal, los conflictos y cómo la unidad se antepone a todo. Por ello se llevaron el Premio del Público, el más importante del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias y llegó a salas el 2 de mayo.
El director Felipe Holguín desde 2016 conocía muy bien la zona, aunque sin saber de la existencia de La Suprema, pues por esos ‘lares’ estuvo rodando dos documentales. Y es gracias a esos trabajos y a la red de contactos que pudo dar con esta vereda.
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“Conocí a una artesana que se llama Mayra, que vive en Matuya, que es muy cerquita a La Suprema. Cuando llegamos, en ese proceso de búsqueda de la locación, le conté y me dijo que tenía dos lugares a los que me podía llevar. Fuimos al primer lugar que era como un caserío y tenía un poste en toda la mitad, en lo que era la placita, por eso le dije que no funcionaba porque no podía haber cableado eléctrico”.
Allí el destino los llevó hasta La Suprema y apenas llegaron la magia sucedió. Todo se acomodó. El mundo conspiró a su favor. Las casas de bahareque, el puente oxidado, todo lo que necesitaban estaba ahí.
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“Yo en el guión ya tenía escrito que los habitantes tenían que atravesar un puente oxidado para llegar al pueblo. De repente veo el puente oxidadísimo y me dicen que es la única forma de llegar, atravesamos y ahí fue ya mágico”.
Allí empezó un trabajo de socialización con los habitantes de La Suprema para contarles el proyecto y poder acercarse a ellos.
“Déjame yo te interrumpo, Felipe. Pero es que yo te escucho y a mí me parece que tu película no es ficción, es nuestra historia”, le dijo Danelis Nisperuza a Felipe Holguín cuando este les explicaba lo que sería el proyecto.
“Me da mucha nostalgia, cuando él empezó a hablar del libreto porque vimos que nuestro pueblo es así. Nos vulneran los derechos, en tiempos de política nos utilizan y nos tienen de menos categoría. Entonces cuando él vino yo pensé que era lo mismo, nosotros teníamos cierto recelo con él, pero finalmente accedimos a hacer la película”, le dijo Nisperuza a EL HERALDO.
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Y ahí arrancó un viaje en el que lograron plasmar sus problemáticas en un grito de resistencia y poder tener un discurso en contra de los engaños. “Nos hemos ido educando para que no vuelvan a engañarnos y a utilizarnos”.
De igual manera, Luis Carvalho, uno de los líderes de la comunidad, precisó que “los que vayan a ver la película de ahora en adelante ojalá se encariñen con esta, porque habla del sufrimiento que lleva una comunidad que no está ni en los mapas y nosotros sufrimos mucho eso”.
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Asimismo, Doreidy Basilio Vásquez a sus 17 años ya puede decir que su nombre aparece en los créditos de una película, que su imagen quedará para la posteridad y que el mundo la ha conocido.
“Fue algo impresionante, realmente me siento emocionada al ver que todos nos vemos en esa pantalla, y que muchas personas nos van a conocer, van a conocer La Suprema”.
La película tiene esencia Caribe. No solo porque suceda en esta parte del mundo, sino porque detrás hay un barranquillero que estuvo al pendiente de todo para que la historia sonara a lo nuestro.
Andy Sierra fue el coguionista de esta magnífica historia en la que se siente ese sabor costeño.
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“Intentamos ser originales en el sentido de contar una historia de una forma fresca, que sientas que no la han visto antes y no caer en la caricaturización de personajes que eso siempre lo tuve presente. Yo soy costeño y estoy acostumbrado a que cuando veo personajes costeños en cine o en televisión los exageran demasiado, les ponen expresiones o palabras que no van de pronto con nosotros”, precisó.
De igual manera, reveló que el mejor ejercicio que hizo para esta película fue leer el guion y ponerle acentos y a cada personaje le daba una voz diferente.
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“Hay un caso muy puntual. En el guion, cuando los chicos por fin consiguen conectar la electricidad gritan ‘La Suprema tiene corriente’. Pero cuando estábamos ahí con ellos, dijeron que quedaba mejor ‘La Suprema tiene luz’. Lo hicimos, y sonó bonito, todo mi coherente”, detalló el barranquillero.
