El hombre "soberbio" y sabio que bajó con el Espanyol y ahora puede hundirlo con el Valladolid: "Era el más preparado"

Domingo Catoira está a un paso, o mejor dicho a ocho puntos, de llevar al Valladolid de nuevo a Primera División. Un éxito en su incipiente carrera como director deportivo, que se reduce principalmente a un descenso con el Espanyol en una temporada donde todo le salió mal: la apuesta por Diego Martínez y luego por Luis García, la resolución del caso Raúl de Tomás, los fichajes de Benjamin Lecomte y Álvaro Fernández en la portería y el retraso hasta enero de la llegada de César Montes. El Espanyol se cayó por el precipicio y arrastró a Catoira, mofa de los aficionados, en la diana junto a los habituales Chen Yansheng y Mao Ye de las desgracias blanquiazules. "No todas las decisiones las tomaba él, muchas provenían de la propiedad", desliza uno de sus colaboradores más acérrimos en su etapa en Sant Adrià.

Detrás de ese hombre "soberbio", "sobrado", quizás "poco empático" y que a los representantes les dejaba muchas veces "con un visto en el whatsaap" (la gestión con las no renovaciones de Diego López y Oier Olazábal despertaron las críticas más feroces de sus agentes), se esconde una persona a la que realmente solo conocieron aquellos que más le trataron en la secretaría técnica blanquiazul. "No recuerdo a nadie con ese dominio del mercado, de jugadores, de trayectorias... Ha visto mucho fútbol. Era una enciclopedia", explica uno de los pocos que lo vieron fuera de las cuatro paredes de la ciudad deportiva blanquiazul.

De hecho, en el Valladolid ya existe un término bautizado como 'zona Catoira', que define a aquellos jugadores procedentes de ligas menores que nadie conoce y que acaban dando un rendimiento bueno cuando juegan. Este año hay tres casos. Biuk, de 21 años, procede del Los Ángeles FC, Juric, del Parma, y Oliveira, del Cruzeiro. Su etapa se define con "más luces que sombras" a las puertas de rubricar un ascenso directo que sería un espaldarazo para el gallego.

Antes de llegar al Espanyol, Catoira se había formado en el cargo de ojeador y secretario técnico en el Valladolid primero, con Braulio, ahora en Osasuna, y después en el Valencia. Francisco Rufete se lo llevó al Espanyol en 2020 y dos años después le relevó en el cargo. Y ahí empezó una labor que le vino cómo nueva y que se notó. "Él fue la persona que conocí que más sabe lo que es el mercado, pero es más secretario técnico que director deportivo. Necesitaba su adaptación, su aprendizaje, pero si no tiene nunca la oportunidad no la puede adquirir. Lo que hizo en el Espanyol le sirve para el Valladolid", explica otro de los interrogados por Relevo, que pone ejemplos: "Ha aguantado al técnico en un momento difícil. Hizo fichajes en el mercado de invierno, y entiendo que esas decisiones las tomó él, no como en el club perico".

En el Espanyol lideró un departamento dónde él cortaba el pastel porque su cabeza es privilegiada. "Puede acordarse del nombre de tu suegra solo con verla una vez", explica un excompañero suyo en el Valencia; en cambio, siempre se le achacó que "le faltaba criterio a la hora de seleccionar los perfiles". En el Espanyol no están del todo de acuerdo con esto último: "Se equivocó al firmar un portero, si hubiera acertado hablaríamos de otra cosa. Le pone mucha pasión a lo que hace. Es muy sobrado, es crecido, y él te lo dice. Lo acepta. Veía partidos de Courtois con la sub-17. Era un enfermo, el director deportivo suele negociar y no ver partidos. Él iba a los campos, decía que quería entrenar el ojo".

No hacía falta incluso que los ojeadores se esforzaran. "Él te decía, vete a ver este jugador y fíjate en esto. Lo sabía todo, te organizaba los vuelos", cuenta uno de sus excolaboradores. "'Domi' decía que en el club había gente mediocre. Caía mal pero le daba igual. Su papel de borde lo asumía. Los únicos que conocéis al mejor Domingo sois vosotros, nos decía", explica otro de los profesionales.

Al margen de las opiniones de sus allegados, la configuración de la plantilla de aquel Espanyol no dio el rendimiento esperado. Los fichajes fueron César Montes, José Gragera, Dennis Suárez, Lecomte, Álvaro, Fernando Pacheco, Braithwaite, Edu Expósito, Pierre Gabriel, Vinicius Souza y Dani Gómez. "Se equivocó con el entrenador. Todos creíamos que era un acierto", explica uno de los exempleados en referencia a Diego Martínez, despedido a falta de 12 jornadas para al final del campeonato.

"Tenia una cosa buena: pensaba en el futuro. A la hora de tomar decisiones, -reflexiona- no hay una buena. Tienes que escoger la menos mala. Quedaban dos opciones y podía firmar un brasileño que no nos dará nada o Gragera que no sé cuánto tiempo tardará pero quizás es la mejor opción. Y escogió la segunda", argumentan las mismas fuentes, mientras que un scouter que lo conoce desde hace ocho años lo corrobora: "Es un profesional como la copa de un pino a nivel de conocimiento y de datos de jugadores. A nivel de director deportivo su gestión no fue buena, pegó patinazos como cualquiera en su primera experiencia", añade.

"Tiene el fútbol claro, pero le marcaron las decisiones de la propiedad y se equivocó con Diego Martínez. Fue un error. Lo firmó creyendo que era una cosa y luego fue otra. Le faltó un poco de mano izquierda", añadieron estas fuentes. Este sábado, a las 18:30, su Valladolid le puede amargar la tarde al Espanyol. Otra vez más Catoira en las pesadillas del club perico, en esta ocasión incluso para los que mejor le conocen y le admiran como profesional.