Aunque Elizabeth Garrett haya pasado a la historia como la primera licenciada en medicina y alcaldesa de Reino Unido, así como una feminista icónica, no tuvo un comienzo fácil. De hecho, ¿qué mujer del siglo XIX lo tuvo? Las barreras de género impuestas eran muy sólidas y, en la mayor parte de los casos, impedían que las mujeres pudieran avanzar en su vocación laboral y destacar como profesionales en sus campos de estudio.

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No obstante, Elizabeth se enfrentó a todas esas injusticias y se abrió camino entre un montón de puertas cerradas: superó el veto a las mujeres que querían estudiar una carrera universitaria y que deseaban tener una vida académica y profesional, convirtiéndose en un ejemplo a seguir para las mujeres de su generación y toda una pionera de la lucha por la igualdad.

ABRIENDO LAS PUERTAS A LA MEDICINA

Elizabeth Garrett Anderson nació en Londres en el año 1836 en el centro de una sociedad victoriana que limitaba ferozmente las aspiraciones femeninas. Originaria de una familia acomodada, pero con mentalidad progresista, Garrett desafió las expectativas de género desde pequeña al mostrar un gran interés por la medicina. De hecho, su encuentro con Elizabeth Blackwell, la primera mujer médica de los Estados Unidos, en 1859, marcó un hito decisivo en esta decisión. A ello se sumó la influencia de Emily Davies, una destacada sufragista y fundadora del Girton College en Cambridge, que posteriormente se convirtió en su amiga y gran confidente.

A pesar de la oposición de su madre, que se unía a la de la sociedad patriarcal de su época, Garrett contó con el firme apoyo de su padre para perseguir su ambición.

Comenzó su formación como enfermera en el Hospital Middlesex en 1860, donde rápidamente demostró su habilidad y dedicación, aunque tuvo que enfrentarse a la resistencia de algunos colegas masculinos. Sin embargo, con la mirada fija en su propio progreso, Garrett contrató un tutor privado para estudiar anatomía y fisiología por su cuenta, posicionándose como una de las mejores estudiantes de su promoción.

Finalmente, en el año 1865, Elizabeth logró un hito en la historia del feminismo al obtener su licenciatura en Medicina a través de la Sociedad de Boticarios, convirtiéndose en la primera mujer en el Reino Unido en alcanzar ese hito. Su logro no solo abrió nuevas oportunidades para las mujeres en el campo de la medicina, sino que también sentó las bases para una lucha continua por la igualdad de género en la profesión médica.

NEW HOSPITAL FOR WOMEN

Ahora bien, a pesar de ese gran logro, Elizabeth tuvo grandes problemas para establecerse como médica. Aunque contaba con su título oficial, se encontró de frente con la dura realidad: ningún hospital estaba dispuesto a contratar a una mujer. Esto la llevó a tomar la decisión de abrir su propia consulta médica: el St. Mary’s Dispensary for Women and Children, en Marylebone, fundado en 1866. Durante un brote de cólera que azotó la ciudad ese mismo año, su clínica se convirtió en un refugio vital para la atención médica de los más necesitados, además de llevar a cabo visitas a domicilio para alcanzar a aquellos que no podían acudir a ella.

No obstante, Elizabeth no se quedó ahí y apostó por todo lo alto: en 1870 logró obtener un doctorado en medicina de la Universidad de la Sorbona. Con este logro, no solo fortaleció su posición como profesional médica, sino que también demostró que con fortaleza, determinación y valentía, las mujeres eran igualmente competentes en el ámbito sanitario, a pesar de la resistencia social y de las barreras institucionales que enfrentaban.

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Aun así, fue el establecimiento del New Hospital for Women en 1872 lo que marcó el hito definitivo de su carrera. Decidida a crear un espacio donde las mujeres pudieran ejercer la medicina sin impedimentos de género, Garrett transformó su clínica original en un hospital exclusivamente para mujeres, un acto casi radical en la época. Este centro no solo proporcionó atención médica de calidad a las mujeres, sino que también sirvió como un símbolo de empoderamiento y autonomía femenina en el campo de la medicina.

SUFRAGISTA Y PRIMERA ALCALDESA DE INGLATERRA

A lo largo de su trayectoria, Elizabeth Garrett fue dejando un legado imborrable como icono feminista y sufragista. A su gran habilidad como médica se sumaba su fuerte activismo en pro del movimiento del sufragio femenino, lo que la llevó a desempeñar un rol destacado como miembro del Comité Central de la Sociedad Nacional para el Sufragio de las Mujeres en 1889.

Su incansable lucha por los derechos femeninos se manifestó también en su compromiso político, siendo elegida como la primera alcaldesa en Aldeburgh en 1908, un hito significativo en la historia de Gran Bretaña.

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Además, como pionera en la promoción de la igualdad de género en el ámbito profesional, Elizabeth se unió a la Sociedad para la Promoción del Empleo en las Mujeres, llegando a organizar grandes conferencias que abordaban la participación de las mujeres en la medicina.

Así, a pesar de las dudas iniciales de su propio padre, Elizabeth terminó encontrando un firme apoyo en él, quien acabó alentándola a seguir adelante con sus proyectos, tanto emocional como financieramente, consolidando así su posición como una figura inspiradora para las mujeres de su tiempo y las generaciones futuras.