LA LECTURA
Arte

Los aforismos fotogr�ficos de Elliot Erwitt: no se trata de mirar, sino de c�mo mirar

Elliott Erwitt afin� iron�as, cogidas a esbozo, con una mirada r�pida que descartaba con tajante rigor las apariencias y con la obsesi�n de la belleza que guarda la inconsistencia

Los aforismos fotogr�ficos de Elliot Erwitt: no se trata de mirar, sino de c�mo mirar
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No se trata de mirar sino de c�mo mirar. Baudelaire cuestion� la fotograf�a por su naturalidad, dec�a que era demasiado servil con la realidad. Pero realmente al fot�grafo no le importa la apariencia, lo fundamental est� en las conjeturas interiores, donde la verdad en s� no existe. Mirar, ser r�pido, muy r�pido, situarse en la posici�n aventajada, reduciendo lo esencial con un giro riguroso a la dificultad del motivo.

De Elliott Erwitt podr�a ser la apreciaci�n en la que Cartier-Bresson afirmaba que la fotograf�a no quiere decir nada, no prueba nada, ni m�s ni menos que un cuadro, es totalmente subjetiva. La �nica objetividad del fot�grafo radica en ser honesto con uno mismo y con el tema escogido. Debemos limitarnos a establecer relaciones, relaciones sumamente complicadas, complejas. Eug�ne Atget y su intuici�n de objeto encontrado, aislado y descontextualizado, que elimina sentido y funci�n ordinaria. La composici�n perfecta, el ambiente, la despreocupaci�n que emanaba de las fotograf�as de Cartier- Bresson, los dibujos de Modigliani. Un c�mulo de chasquidos emocionales que fueron una autentica revelaci�n para el fot�grafo, que empez� a moverse por un pa�s que se rellenaba de carnes groseras, modeladas en claroscuros cada vez m�s extremos.

La nueva generaci�n de mujeres y hombres americanos, ya no encontraba consuelo en los neones que a�n se afanaban por iluminar las sombras del viejo sue�o americano. Cada nuevo disparo era un golpe en el ojo del hombre t�mido que se refugiaba tras la c�mara, un trazo de esperanza sin concesi�n a la indolencia de lo cotidiano. Con esos mimbres, Edward Steichen incluy� varias de sus fotos en la exposici�n The Family of Man que organiz� en el MoMa. Entr� de la mano de Robert Capa en la reci�n nacida agencia Magnum. Luego vinieron las idas y venidas a La Habana revolucionaria de Fidel Castro y Che Guevara, el Gran Sal�n del Hotel Plaza de Nueva York, el parque Sokolniki de Mosc� frente a Nixon y Jruschev. Pol�ticos, directores de cine, celebridades de Hollywood, editores, periodistas. Truman Capote y su m�tica fiesta en Blanco y Negro, sugerencia de Cecil Beaton. Siempre, la obsesi�n por los perros, su tema favorito, met�foras optimistas de situaciones c�micas que vive el hombre. Elliott Erwitt estaba all�, afinando iron�as, cogidas a esbozo, con una mirada r�pida que descartaba con tajante rigor las apariencias y con la obsesi�n de la belleza que guarda la inconsistencia.

Cuando la foto ocurre, en la clave precisa, no debe cuestionarse ni analizarse. El resultado explica la parte m�s compleja e inaccesible de la dimensi�n humana. En ese caldo virulento, tristeza y alegr�a se hacen indisolubles, resultando fotograf�as de una gran humanidad. No es s�lo el ojo, tambi�n es el coraz�n lo que mueve la intenci�n del fot�grafo. La distinci�n entre recordar y olvidar, se transforma en un juicio, en una interpretaci�n de la justicia, seg�n la cual la aprobaci�n se aproxima a ser recordado; y el castigo, a ser olvidado.

La c�mara define la realidad, a veces como espect�culo y otras con el objeto de vigilancia, escribi� John Berger. Baudelaire asisti� al nacimiento de la fotograf�a, y no fue ajeno al deseo decimon�nico de exhibir y ubicar en el centro de la civilizaci�n moderna el ojo. El yo po�tico en forma de c�mara para captar la realidad parisina. Elliott Erwitt invirti� el concepto, al embadurnar de poes�a sus fotograf�as. Aforismos indelebles que replican una mirada no siempre optimista pero llena de humor.