El Celta se queda con la miel en los labios - Faro de Vigo

El Celta se queda con la miel en los labios

Un misil acaba con 84 minutos de valiente resistencia del grupo de Claudio Giráldez, que cortejó la sorpresa en el Metropolitano

Jailson centra un balón ante la oposición de Griezmann. // LOF

Jailson centra un balón ante la oposición de Griezmann. // LOF / j. bernardo

Un antológico gol Rodrigo de Paul con el tiempo casi cumplido privó al Celta de un empate en el Metropolitano que habría dejado la permanencia a pedir de boca. El argentino puso fin con un misil inapelable a 84 minutos de valiente resistencia del grupo de Giráldez, que se repuso a otro pésimo arranque y, por momentos, al final del primer tiempo y el inicio del segundo, rondó la sorpresa en un escenario históricamente inasequible, en el que esta temporada solo ha sido capaz de ganar el Barcelona y empatar el Getafe.

El estadio colchonero sigue siendo terreno vedado para el Celta, al que la apurada victoria del Cádiz dificulta el camino de una permanencia, que el conjunto celeste tiene aún mano, y tendrá que certificar esta semana en su duelos contra el Athletic y el Granada antes de recibir al Valencia en la última jornada. Giráldez cifra en 4 puntos los necesarios para garantizarse la salvación. Quizá hagan falta menos, pero el Celta no puede relajarse. El margen de error se achica.

El baile de los centrales

Nueva vuelta de tuerca de Giráldez al once, con entrada en el frente ofensivo de Bamba y rotación en la defensa de tres centrales, con Unai por Manquillo como novedad y posiciones permutadas: Jailson a la derecha, Starfelt en el centro, y el de Sestao, que no tuvo una buena tarde, en el perfil izquierdo. No es el louriñés partidario de posiciones fijas en esta peculiar defensa de tres centrales y carrileros profundos. El eje de la línea muda en cada partido en función del rival y las circunstancias. Starfelt y Jailson estuvieron brillantes; Unai poco fiable, tanto a la hora de atajar el balón como para darle salida. El brasileño, en cambio, parece haber encontrado su sitio en eje de la zaga, alternándose como comodín y buenas prestaciones en cualquiera de las posiciones de la línea.

Otro pésimo arranque

Reconocía el entrenador del Celta la víspera del partido que su equipo no ha sido capaz todavía de jugar un buen partido completo. Siempre ha habido momentos de pobreza, a menudo en el tramo inicial de los partidos, como el ocurrió con drama en Mendizorroza y en los 20 primeros minutos disputados ayer en el Metropolitano.

Pero a diferencia de lo ocurrido contra el Alavés, que borró a los celestes del mapa a golpe de pura intensidad, el Celta fue ayer capaz de reponerse de la pájara y llevar la pelota a terreno enemigo. El cambio de banda de Bamba, que pasó a la derecha permutando su posición con Aspas, dio vuelo al equipo, que ganó pasó a jugar en campo contrario y amenazó peligro, pese a generar pocas ocasiones claras de gol.

Damián se afianza

La titularidad, por segunda jornada consecutiva, y el buen partido firmado por el mediocentro pontareano son la constatación de que ha llegado al primer equipo para quedarse, adelantando a futbolistas muchos más experimentados como Luca, que ha perdido terreno desde la llegada del Giráldez, o Renato Tapia, cuya renovación ha dejado de ser una cuestión prioritaria precisamente por la fulgurante irrupción del chico. Damián tiene algo diferente. Comprende el juego con una madurez impropia de sus 21 años, ocupa con inteligencia el campo y encuentra casi siempre la solución para dar el pase correcto.

Witsel sostiene al atlético

El Celta despertó en el tramo final de la primera parte y aceleró en los 20 primeros minutos de la segunda parte para poner contra las cuerdas a un Atlético que se defendió con orden y evitó el gol porque Aspas no fue capaz de embocar con todo a favor un perfecto centro de Bamba al corazón del área y Witsel, el mejor de los colchoneros, se anticipó a cada movimiento del ataque céltico, conjurando el peligro antes de que el equipo celeste pudiese siquiera armar el disparo.

Cambios tardíos

Simeone interpretó mejor que Giráldez las necesidades que requería el partido para mejorar a su equipo. Los cambios del argentino acabaron por resultar decisivos, mientras que los del porriñés llegaron tarde, después de que De Paul, desnivelase la balanza con un golazo (parando con el pecho un mal despeje de Unai para conectar aun misil a la escuadra que hizo inútil e el vuelo de Guaita) sin tiempo apenas de reacción. El triple cambio que siguió al tanto colchonero (antes había entrado Allende por un apagado Larsen) apenas tuvo efecto y menos aún la entrada de Miguel, ya con el partido perdido.

Simeone escalonó los cambios con movimientos de piezas que resultaron clave para desnivelar la balanza y frenar el último arreón del Celta.

Un seguro llamado guaita

Quién sabe que habría sido del Celta de no haber contado esta temporada con Vicente Guaita. El valenciano mostró con otra formidable actuación que es el portero que el conjunto celeste viene necesitando desde hace años. No logró detener el imparable obús que De Paul envió a la escuadra, pero permitió durante muchos minutos sobrevivir al Celta con media docena de intervenciones de mérito.

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